Cap.61. Arriesgando vidas.

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Sal corriendo, corre por tu vida.

Es lo que repite mi mente, una y otra vez. Con cuidado y muy despacio escondo el libro en la mochila de Victoria. Intento no hacer movimientos bruscos, pero los constrigor son tan delicados, que cualquier movimiento los altera.

Con mi dedo índice toco la mano de Sam para llamar su atención. Ella me mira y niega suavemente. Sabe que su novia corre peligro, más con lo que acabé de leer, pero ella no sabe.

—Hay que correr— susurra Vick.

Se levanta muy brusco, y mi reacción es ir detrás de ella. El constrigor sale a la única luz que nos ilumina, dejando ver su rostro. Es el señor de la recepción. Mi mandíbula casi cae al piso, deteniendo mi carrera.

—¡Victoria! — grita Sam, sacándome del shock.

Miro a la castaña de brazos tatuados y diviso que tiene al constrigor detrás de ella. Con velocidad sobre humana, llego frente a él. Siento que mi espalda choca contra una pared, demasiado fuerte, dejándome en el piso. Miro mi pecho, apretando los ojos de dolor.

Maldita sea, maldita sea, ¡maldita sea!

Es casi igual a la daga que utilizó Alice en mi contra. Me retuerzo en el piso, sintiendo arder esa zona. Mis ojos se llenan de lagrimas, al igual que mis manos de sangre. Unas manos sostienen mi cuerpo con fuerza para que deje de moverme.

—Debes ayudar a Victoria, Sam...— es lo que logro gesticular.

—No soy Sam — mis ojos nublados no dejan ver quien habla.— Quédate quieta, te vas a desangrar.

—Ayúdala...— susurro, antes de que mi cabeza quede en dirección a una pelea, o eso creo.



POV.Sam.

Le grito a Victoria y Zoey reacciona al igual que yo, pero ella llega más rápido al constrigor. Él clava un cuchillo en el abdomen de Zoey, con la fuerza del impacto, dejarla en la pared. Cayendo al piso. No tengo tiempo para ayudarlas a las dos.

El monstruo está encima de mi novia. Salgo corriendo hacia ellos, me tiro encima del constrigor. Él queda debajo mío, intentando defenderse, mostrando sus escalofriantes dientes. Golpeó sin parar su rostro, con rabia infinita. Mi sangre hierve, arde de rabia, con adrenalina incluida. Agarro su cabello en mis manos jalando sin cesar, mis rodillas están en sus brazos para evitar cualquier cosa, con un grito agarro su cabeza jalándola con mis fuerzas, y se la arranco. Impactada, la dejo a un lado, quitándome de encima del cuerpo. Mi respiración es demasiado irregular.

Busco a Victoria con mi mirada, hasta encontrarla aún en el piso. Me alarmo al ver que Zoey también está en el piso todavía, y un chico atendiéndola. Me arrastro hasta el bolso de Victoria. Luego volver donde está ella. Mi corazón se hace trizas al verla así. Trago en seco, limpiando mis lagrimas con el dorso de mi muñeca. Saco el arma, apresuradamente, apuntando al muchacho, disparo y no hay balas, la cargo.

—No le estoy haciendo daño — musita él, alzando las manos en modo de defensa.— Ayuda a tu novia. Debemos ayudarlas si no quieres que mueran.

—O...ok — dejo la pistola a un lado, haciéndole caso.

Miro que Victoria tiene mordidas en todo el cuerpo. Mis ganas de llorar aumentan, mis manos están tan temblorosas que no sé qué hacer. No quiero que muera, no me la perdonaría.

—Tómale el pulso — dice el chico a mi lado, con Zoey desmayada en brazos.— Verifica que esté bien.

Asiento consecutivamente, tomando su cuello, para ver si está bien o no.

—Es disparejo y muy... lento — al terminar de decir eso, aprieto los labios acariciando sus mejillas.

—Tú — murmura el desconocido.— Te mordió.

¿Qué pasaría si...?Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt