Capítulo 20

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Aquello ya se le está haciendo costumbre. Es la tercera mañana consecutiva que despierta con él a su lado. Pero no sabe cómo sentirse al respecto. ¿Debería incomodarle? ¿Debería agradarle? Bien, esa pregunta es estúpida. Está claro que le agrada levantarse junto a Peter. ¿Pero está bien que le guste? No puede estar más confundida. La charla del día anterior con Luke no deja de darle vueltas. "Creo que lo mejor sería que dejarais pasar un tiempo", bueno, anoche no le hizo demasiado caso a aquella parte. Al principio le había parecido bien su plan, dejar de compartir muestras de cariño para saber qué sienten cada uno es lo más lógico. Pero al verle después de volver de correr, todo eso se le olvidó. Su voz, su aroma, su actitud, sus caricias, sus besos, todo aquello hacía que la inspectora perdiera la cabeza. Y esa era la consecuencia de aquello: amanecer de nuevo enredada en él. Aunque no podía negar que no le agradara la manera en que encajan y cómo el chico la hacía sentir con tan solo envolverla en un abrazo. Suspira resignada, sigue hecha un lío.

-Definitivamente, colgaré una foto mía en tu habitación -sus palabras la hacen estremecer-. Aunque entiendo que prefieras al modelo que a un simple trozo de papel.

-Arrogante -se queja mientras le golpea el hombro con el puño.

-Ey -protesta mientras recorre con sus dedos los flancos de la joven.

Entonces sus caricias se detienen en sus costillas, y comienza a hacerle cosquillas. La inspectora se retuerce entre sus brazos, intentando liberarse de su agarre, mientras las carcajadas brotan de su garganta.

-¡Para! -pide entre risas e intenta apartar las manos del chico de su cuerpo-. ¡Peter, para!

-¿Qué me habías llamado antes? -la aludida no responde, casi no puede respirar-. Vamos, repítelo, valiente.

-Arro... gante -consigue decir. La tripa le duele de tanto contraerla.

Un gruñido sale de la boca del joven, que se coloca sobre las piernas de la otra, inmovilizándola. Esta aprovecha para sujetar sus manos y tratar de sacárselas de encima, pero el chico es más rápido y reacciona justo a tiempo para entrelazar los dedos con los suyos y elevar los brazos por encima de su cabeza. Deja de hacerle cosquillas para mantener el agarre que acaba de conseguir. Entonces lleva sus labios cerca de su oído, y comienza a besar esa zona. Baja lentamente el roce hasta su cuello, para después acercarlo a su boca.

-¿Te rindes? -pregunta lentamente y en un susurro. La aludida es incapaz de responder. Solo se limita a acercar su rostro al del joven, en busca de más contacto. Aquello parece enloquecer al mayor-. Joder, Alex.

Y dicho esto la besa con intensidad. La inspectora sonríe en mitad del beso, tirando de su cabello. Sabe que ese gesto le gusta, y le encanta su reacción. Muerde su labio inferior antes de separarse. Pasan unos minutos observándose mutuamente, sin decir nada, pero sin la necesidad de romper el silencio. Peter resigue con la yema de sus dedos el contorno del rostro de la chica, quien cierra los ojos y suspira ante el tacto. Se vuelven a besar, esa vez con más parsimonia. Lo que conlleva la manera en la que se mueven sus labios hace temblar a la pareja. Pero ninguno es lo suficientemente valiente para admitir lo que están sintiendo, quizás porque ni ellos mismos lo saben a ciencia cierta.

-¿Qué tenías pensado hacer hoy? -le pregunta el hombre al cabo de un rato. No se mueve de su posición, pero apoya la mayor parte de su peso en sus codos, para evitar aplastar a la persona que se encuentra debajo suyo.

-No tenía ningún plan concreto -admite mientras sonríe de lado.

Al ser sábado, no debe ir a comisaría, ni puede trabajar en su caso, que ya está prácticamente cerrado. Ha decidido dejar de lado durante un tiempo su investigación clandestina. Sabe que Luke, Kate y el capitán hacen todo lo posible para resolverlo lo antes posible, así que no le queda más remedio que confiar en ellos y dejarles trabajar. Aun así, la siguen informando de los avances, por lo que está enterada en todo momento. No quiere arriesgar su carrera, ni la de sus compañeros, por un caso, por mucho que se trate de Justin. Si le retiran la placa, no podrá ayudar a nadie más, y eso es lo último que desea.

The caseWhere stories live. Discover now