2. Majestad?

210 16 0
                                    

Fui tan feliz siendo su guarda, ella era hermosa, y tan inteligente. Un día mientras la princesa se bañaba en una playa, un hombre sin cabello se acercó a mi y dijo:

-¿Theo?

Asentí  y luego añadí:

-Soy yo, le puedo ayudar en algo, caballero?

-Soy yo quien debe ayudarte, ten cuidado con tus sentimientos por la princesa, una hija de Atenea, no es una buena elección para ti. Sólo mi amada Afrodita podría unir a dos personas tan distintas.

-Disculpe?

-No te hagas el tonto, muchacho. Tu madre ya me contó todo. Eres igual a mi, un guerrero y a eso debes dedicarte, a la guerra!

-Theo! -grito la princesa.

Me voltee y vi que me llamaba con la mano, gire para despedirme del caballero pero ya no estaba. Caminé hacia ella, me acerque al mar y pregunté:

-¿Qué ocurre, princesa?

-No seas ridículo Theo, no hay nadie, ven acá y báñate conmigo. - Ella sonrió coqueta. 

Sonreí como un bobo y añadí:

-No es correcto, Kara. Alguien podría vernos. 

-Nadie nos verá. Ven acá no seas cobarde.

La observe por unos minutos y luego solté mi escudo y lanza, quite mi ropa y entre al agua, Kara sonrió cuando la tome en mis manos. Ella me observo coqueta.

-Te he dicho cuanto te amo -le susurre suavemente al oído.

Kara rió suavemente y respondido:

-Mmm no... Hoy no.

Ella me beso suavemente mientras ambos sonreímos.

-Te amo hasta el cielo, combatiría a Zeus por ti para estar contigo aceptaría cualquier castigo o reto de los dioses con tal de estar contigo. 

Nos besamos largamente, nunca me había propasado con ella, sin embargo, los dioses no nos querían juntos.

Ese día un poco más tarde mientras entrabamos al castillo varios de mis compañeros nos rodearon, y luego me tomaron de los brazos, mientras alejaban a Kara de mi.

-¿Qué ocurre? - dijo Kara.

-¿Qué están haciendo? - dije.

-TU! -dijo el rey - serás colgado por sobrepasarte con mi hija, la princesa!

-Mi rey? - pregunté confundido.

Justo en ese momento el príncipe Alexander se acerco, comprendí en ese instante que este era mi castigo por haber sido irrespetuoso con él. Los demás guardas tomaron mi escudo y laza, luego me arrastraron hacia las celdas sabia que este era mi fin. 

-Sabes! Creí por un segundo que serias mi orgullo claro, hasta que te enamoraste de una hija de Atenea. Por el inframundo Theo! Debiste pensarlo antes! Debiste tomar mi consejo, alejarte de ella, no meterte al agua. 

Me sobresalte un poco al ver al mismo hombre de la tarde, ahí recostado a la puerta, como si nada estuviera pasando.

-¿Quien eres tu?

El hombre me observó y luego dijo:

-Creí que era obvio, muchacho, soy tu padre.

-Esta totalmente demente. Mi padre falleció durante la guerra mientras mi madre estaba en cinta.

-No seas ingenuo, Theo. Tu madre mintió por tu bien y por el bien de ella, dime quien querría a un semidiós hijo de Ares, dios de la guerra y de la destrucción?

-Imposible.

Él rió y luego añadió: 

-En serio? De donde crees que viene tu sed de sangre, tus problemas de ira? De tu madre!? Por Zeus! No seas idiota! -dijo gritando.

Sus ojos ya no eran marrones, ahora eran llamas. Ares respiro profundo y dijo:

-Lamento haberme enojado, estoy intentando mejorar mi carácter.

Mis ojos estaban abiertos de par en par por la sorpresa. No sabía que hacer, ni sabia que decir. 

-No te quedes callado, di algo. Sé que no eres muy listo muchacho, pero sé que sabes hablar.

-Realmente eres tu, no? Ares? -dije anonadado.

-Bingo! 

Estaba por replicar cuando escuché la voz de Kara.

-Pregúntale Padre, pregúntale a Theo, es decir al guarda.

El rey abrió la puerta de mi prision, venia rojo de ira y luego de verme por unos segundos dijo: 

-Es cierto muchacho que alejaste al príncipe Alexander de mi hija?

-Majestad? -dije sin comprender.

Vi a Kara poner los ojos en blanco, al igual que el rey, el cual medito unos segundos y añadió: 

-El principe Alexander quiso propasarse con mi hija y tu lo apartaste, si o no?

-Si, mi rey, así es. Hacia mi recorrido por el castillo cuando lo vi. Pido perdone mi atrevimiento majestad, simplemente no me pareció correcto que el príncipe Alexander se propasara con la princesa.

El rey estaba obviamente furioso, luego dijo:

-Liberenlo!

Los guardas quitaron mis amarras y comencé a caminar el rey me tomo del brazo y dijo:

-No te atrevas a poner un pie en este castillo, nunca más. Y si me entero que le tocaste un sólo cabello a mi hija, lo pagaras con tu vida. Ahora largo!

Caminé, casi corrí fuera del castillo no podría ver a mi amada de nuevo. 

Presente.

Vi como la chica frente a mi bostezaba.

-¿Qué ocurre? ¿Tan rápido te aburriste?

-Lo siento, pero esperaba algo más que una historia de amor!

-Eres odiosa y en serio no te pareces a ella en nada!

-Disculpa?

-Voy a continuar con mi historia.

3000 años atrás. 

Conseguí un trabajo como carpintero, mi vida era tan aburrida, hasta el día que llego el mensajero real, traía una carta de mi amada Kara, la cual pedía verme en una caverna, la cual se había convertido en "nuestro lugar". Hice mi recorrido hacia ese lugar.

Al llegar la vi tan hermosa como siempre aunque no vestía prendas finas seguía siendo hermosa, no necesitamos palabras, nuestro amor era tal que con sólo vernos comprendíamos las necesidades del otro. Ese día sin más mi hermosa Kara fue mía, total y completamente mía. Ambos sabíamos que estaba mal, sin embargo, no pudimos evitarlo. 

Los encuentros con mi amada iban en aumento, siempre nos encontrábamos en la caverna, un día, Kara demoro más de lo normal temiendo lo peor caminé lentamente hacia el castillo. 

-Theo! -escuche a mi hermosa princesa.

-Kara! -dije mientras la alzaba en mis brazos.

-Lamento la tardanza! Pero hay algo que debo decirte y no sé como vayas a reaccionar.

La observe algo confundido, caminamos hacia la caverna y allí me dio una de las mejores noticias que alguna vez me hayan dado, aunque también la peor. 

La Maldición De AresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora