11. Ares y Atenea...

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Katherine.

Me subi al taxi y observe por el retrovisor a Nathan hasta perdese de vista, sin darme cuenta estaba llorando y no entendía el por qué.

-Se encuentra bien, señorita? -preguntó el taxista.

Limpié las lágrimas y asenti.

-Si, estoy bien.

Miré al taxista por el retrovisor y me lleve una gran sorpresa al ver al hermano de Nathan, él sonrió con maldad y siguió conduciendo, intenté abrir la puerta del auto para saltar pero estaba cerrada. Lo miré asustada y me atreví a preguntar.

-¿Qué piensas hacer conmigo?

-Yo nada, mi padre en cambio... Bueno no puedo prometer nada. -El tipo volvió a sonreír con maldad. 

Luego de un tiempo llegamos a un pequeño aeropuerto, el hermano de Nathan bajó del auto, habló con sus hermanos y regresaron al auto. Estos me tomaron del brazo y me arrestaron fuera del auto.

-Hey! -repliqué cuando casi me tiran al suelo.

-Callate Kara! -dijo el hombre que se llama Chris.

-¿Quién es Kara? -pregunté.

Ellos rieron y me pusieron una capucha negra en el rostro. Sentí como me hacían subir unas gradas, luego amarraron mis manos y me lanzaron hacia algo suave, similar a un asiento, escuché a uno de los tipos decir que era hora de irnos y despegar.

Sentí como el avión (o bien eso suponía yo) se elevaba, tenía algo de miedo dado a que nunca me había subido a uno. Luego de unas horas escuché un completo silencio, roto únicamente por ronquidos ocasionales.

Empecé a mover mis manos para intentar soltar las amarras, después de un tiempo conseguí quitarme las amarras y quitarme la capucha, pude observar que estaba en un avión, me levanté y caminé lentamente hacía una ventana, observé el paisaje y vi una cuidad, la reconocía por imágenes en Facebook y Pinterest.

-Roma? -dije levemente.

-¿Qué diablos haces suelta? ¿Pretendias huir? -era Chris, el hermano de Nathan.

Lo miré asustada, no quería ser herida. El tipo se acerco a mi, estiró su mano y dijo:

-Eres hermosa... -dijo él acariciando mi rostro. -Pero no vales la pena, no entiendo por que Theo sigue pasando por todo esto, sólo por ti.

Tragué grueso, respire profundo y quite mi rostro. Sin embargo, Chris me tomó del rostro con fuerza y me beso, lo golpee en el pecho y luego mordí su labio, él se apartó riendo un poco, mientras limpiaba la poca sangre de sus labios.

-Eres encantadora Kara.

-Me llamo Katherine... No tengo idea de quien es Kara. -dije molesta.

-Si, claro.

Chris empezó a caminar y luego se devolvió, al hacerlo me dio un golpe en el rostro, caí junto a un asiento, me toqué el rostro y note la sangre en mi labio.

Chris se agacho junto a mi y dijo:

-Si te atreves a hacer una estupidez como esa... Lo lamentarás... Y mucho.

Luego de un tiempo aterrizamos, los hermanos de Nathan me volvieron a poner la capucha, era estúpido ya que yo sabía donde estábamos. Me bajaron del avión bruscamente y me subieron a un auto.

Condujeron por un tiempo y luego sentí como se estacionaron, me bajaron del carro. Y entramos a algún lugar sólo escuché a un tipo decir: "Adios hijo, nos vemos pronto".

-Ah! Wow! Justo a tiempo. -dijo la voz del hombre. -Metanla en la caja, y luego lo tapan y recuerden quitarle la capucha.

Chris me quitó la capucha mientras me empujaba al interior de una caja de barrotes. Miré sorprendida el lugar... Era el Coliseo Romano, luego ellos lanzaron una sabana sobre la caja y no pude ver más.

Luego de lo que para mi fueron horas escuche la voz de una mujer, era una voz conocida.

-Ares! Cómo te atreves a capturarla! Te he dicho cientos de veces que dejes a mis hijos fuera de tus enredos!

-Ahhhh no me vengas a molestar Atenea! Tu hija sólo es un incentivo para el mio. -dijo el hombre.

La sabana se movió un poco por el viento y pude ver a una mujer pelirroja de ojos claros, tal como mi padre había descrito a mi madre, junto a ella había un hombre calvo que replicaba y se comportaba como un niño cada vez que la mujer hablaba.

-Te lo he dicho Ares! Deja a Kara fuera de esto! Tu maldición fue para Theo... No para ella!

-Vete a molestar a otro lado! -dijo el hombre llamado Ares molesto.

Era increíble, realmente eran Ares y Atenea.... Los dioses griegos.

Mientras caía en cuenta de que ellos eran realmente los dioses, tuve una especie de deja vu, me vi a mi misma vestida con ropas finas besando a un hombre de uniforme, este hombre era Nathan, sin barba y mucho más joven, sentía un amor incomparable por él.

Luego me vi esta vez con ropa de campesina, similar a la que se supone se usaba para el tiempo de Jesús, y ahí estaba él, el hombre que me quitaba los suspiros era hermoso, cariñoso y atento. Muchas imágenes pasaron frente a mi una y otra vez... Siempre era lo mismo, yo completamente enamorada de Nathan, y ahí fue donde lo comprendí yo era Kara, yo era la amada de Nathan, era por ello que no quería separme de él, era por eso que me había intrigado tanto cuando lo vi.

Recordé además, un día siendo adolescente aún, había tenido un sueño, uno hermoso, donde me casaba con un hombre, mi padre me había dicho que eso era perfecto y que yo merecería ese amor.

Luego de salir de mi shock, escuché discutir a los dioses por un tiempo, hasta que llego una nueva mujer, era el típico estereotipo de la belleza: rubia, de ojos celestes y delgada, esta beso a Ares.

-Oh vaya! Ustedes regresaron... Qué alegría. -dijo mi madre con sarcasmo. -Cuando piensas separte de él, Afrodita? Pusiste a Kara y a Theo juntos por venganza hacia mi hermano, deberías detener esto...

-Cómo se te ocurre que lo voy a detener, ellos dos son la pareja más perfecta que he realizado en toda ni existencia.

Los dioses discutieron por un tiempo, hasta que el hombre dijo:

-Es hora de que se vayan, Theo llegara pronto con Cerbero.

Escuché un ruido como de electricidad, luego un perro ladrar o bien varios perros, escuché a los hermanos de Nathan correr, escuché y sentí como un enorme perro olfateaba mi prisión, el perro ladró y yo grité por la sorpresa.

-Ah! Olvidé decirtelo. Traigo una motivación extra, hijo mio. -dijo Ares.

Empecé a tener claridad dentro de la caja, esto debido a que los hermanos de Nathan quitaban la sabana, lo observé y sentí ganas de llorar, era él, siempre había sido él.

-Nathan. -dije en un susurro.

La Maldición De AresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora