Las heridas de la sociedad, la desgracia de la misma.
Un mar de prejuicios y desdicha.
Dónde no hay respuesta ni esperanza.
Hajime Hinata, tiene claro que la única manera de salir de tan frío agujero es con el proyecto de cultivación de esperanza do...
Normalmente las personalidades de las personas solo se pueden clasificar pero, en ocasiones estas no se apegan a los mismos estratos, siempre suele haber un margen de error por una razón simple y sencilla, todos somos diferentes, eso mismo pasa con el talento. Unos nacemos con mayor habilidad o potencial que otras personas, unos más creativos otros no tanto.
Pero, si te pones a pensar en ello, en algunas ocasiones esto puede ser injusto.
Hay personas que aunque tengan el talento no se toman la molestia de cuidarlo y se confían de todo.
Mientras que hay otros que se esfuerzan toda su vida y no logran conseguir algo.
He estudiado mucho sobre estos temas y aunque aún no he podido usar todas mis habilidades, mi reflexión sobre esta situación siempre me lleva a una misma incógnita.
¿Será este el parámetro que queremos seguir?
Varios de los problemas que emergen en la sociedad provienen de esto, el rechazo y la envidia de la misma.
La incomprensión.
La desesperación.
Si pudiera arreglar el problema de los demás y no solo controlarlo.
¿No sería la mejor opción?
Sé perfectamente que no puedo dejar que los problemas de los demás me afecten pero, si esto continua así, nunca habré ayudado a alguien.
Como en aquella ocasión.
Esta vez realmente quiero ayudar a la gente, quiero hacer algo justo por ellos antes de que...
En algún punto esto sea irreparable.
Mis deseos son egoístas pero, no soy la única que piensa de una manera similar.
Nuestra angustia de no haber ayudado alguien cercano nos ha motivado a nuestra causa.
Pase lo que pase, hagamos lo que hagamos... ayudar es nuestro objetivo.
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Departamento de neurología, academia Kibougamine.
Un leve rayo de luz se colaba por las blancas cortinas, el viento las ondeaba de frágil forma dejando entrar una débil brisa de verano, la tranquilidad era respirable en muchas maneras y aunque embelesada por la magnífica vista más allá de la que la ventana me proporcionaba, no tenía el tiempo para contemplar tan hermoso panorama, la realidad era que estaba prisionera entre argumentos y dudas.
- Ya te dije que eso no es posible –
La persona que me hablaba con fastidio y desinterés era el dueño del departamento donde estábamos.
Una camisa semi-acomodada, que en un principio debía ser bastante blanca, ahora estaba amarillenta por la falta de cuidado, un pantalón negro que dejaba mostrar el calzado fresco de sus pies y un cabello poco arreglado que resaltaba el desinterés que sus ojos caídos demostraban.
Cualquiera podía darse una idea a quien me refería en ese momento, Matsuda Yasuke, el Ultimate Neurologist Student.
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