Capítulo 2. No hables

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Tú y yo, solíamos estar juntos

Todos los días juntos, siempre

Realmente siento que estoy perdiendo a mi mejor amigo

No puedo creer que este podría ser el final

Parece como si lo estuvieras dejando ir

Y si es real, bueno, no quiero saber

Donatello se encontraba de pie frente a sus hermanos, quienes estaban sentados en el sofá viendo las noticias para asegurarse de que el enemigo que enfrentaron en su última batalla no había causado más problemas; aun no estaban del todo bien pero con el paso del tiempo se forzaron a seguir con su rutina para poder cuidar la ciudad, ya que es lo que su padre habría querido. Sin embargo, el silencio aún era lo único presente entre ellos y el vacío no cesaba, seguía allí como una sombra acosándolos.

Los determinados ojos del portador de la bandana purpura al anunciar su partida causaron la primera conversación real con sus hermanos en los últimos días; y la cual sería la última en mucho tiempo.

"¡¿Como que te vas?!". Pregunto Rafael, algo molesto. "No es gracioso".

"Sé que no lo es, pero es lo mejor para todos". Añadió el de ojos azul celeste; el siena alrededor de sus pupilas más vivo que nunca, si es que a eso se le podía llamar vivo.

"Espera, Donnie. ¿A qué te refieres?". Cuestiono el líder ante esto último.

"Sabes perfectamente de lo que estoy hablando, Leonardo. Ya ni siquiera hablamos, nuestros amigos ya no nos visitan porque todos sus intentos de hacernos sentir mejor no dieron resultados. No tiene caso; no es lo mismo sin el Sensei y yo...siento que...". Mientras explicaba se colocaba sus manos alrededor de la cabeza con desesperación. "Ya no puedo-"

"Basta, no digas nada más. Si quieres irte, vete". Lo interrumpió el mayor de los cuatro, su rostro no mostraba ninguna emoción pero mantuvo sus ojos fijos en los de Donatello con autoridad.

"Perfecto, eso es justo lo que quería hacer, gracias". Exclamo con algo de descaro mientras se dirigía a su laboratorio; el cual seguramente estaría lleno de polvo pues llevaba un tiempo sin siquiera entrar en él; contrario a como solía ser antes pues recordaban bien como era casi imposible sacarlo de ahí.

"¿Qué?, ¿Enserio nos vas a abandonar?". Insistió Rafael, interponiéndose en el camino de su hermano.

"Oh, vamos Rafael; esto tenía que pasar y lo sabes. Estarán perfectamente bien sin mí, ya no somos una familia". Su forma de decirlo era casi cínica; no parecía ser algo difícil para él.

Esto último realmente ofendió a Rafael y la ira venia acompañada de esa tan conocida avidez de brutalidad. Pero dicho sentimiento fue oprimido por gresca ante un dolor brotando en su rostro. Reacciono algo tarde; se giró para ver al genio algo escéptico pero este ya se encontraba cerrando la puerta. Llevo sus dedos a acariciar la zona en la que había recibido el golpe; no dolía tanto pero si sentía algo de sangre correr por su nariz, pero era solo una gota, no era nada. Sabia lidiar con el dolor físico; pero jamás aprendió a soportar el que yacía creciente en su pecho ni a reprimir las impotentes lagrimas que salían de sus ojos.

Ahora Leonardo, estaba furioso. Toco la puerta del laboratorio con fuerza mientras le gritaba al más esbelto del grupo. Bien y se lo esperaba de Rafael; pero no de Donatello. Usualmente él era más paciente que esto y su reacción estuvo totalmente fuera de lugar.

"Rafa, ¿estás bien?". Le pregunto el menor, acercándose a él para ver la herida. Su mejilla izquierda estaba enrojecida y mientras Miguel Ángel tocaba suavemente sobre ésta Rafael cerro su ojo cárabe ante la sensación.

How we became lion heartsWhere stories live. Discover now