Ryan.
Mientras esperaba a que Madisson saliera del baño de mujeres, yo estaba sentado en una banca admirando a unos niños jugando.
Me encantaría de ser padre, de criar a mis hijos, tener una familia es uno de mis mas grandes sueños. Por ahora quiero ver como rayos haré para terminar mi carrera, y también abrirme un poco de camino en el mundo de mi deporte favorito. Ser boxeador profesional.
-Vamos? -La voz de Madi interrumpió mis pensamientos.
Me levanté sin decir nada y la seguí hasta una tienda.
Pasamos horas y horas dentro de muchas tiendas, había comprado mucha ropa. De verdad que las chicas son adictas a comprar y comprar. Sin embargo la entiendo, no tiene nada de ropa gracias a Keila.
-Tengo mucha hambre y estoy muy cansada, ¿comeremos aquí o vamos a tu casa a comer?
-Como quieras Madi, yo solo te estoy acompañando, lo que tu quieras esta bien para mi, nena.
-Bien, vamos a comer a Mac Donald's.
(...)
Ya habíamos ordenado y estábamos comiendo, yo no podía parar de mirarla, era hermosa, realmente hermosa.
-¿Esta sangrando mi pómulo nuevamente que te me quedas viendo así? -Dijo alarmada.
-No -reí levemente- Es solo... Nada, olvídalo.
-¿Que pasa Ryan?
-Que eres hermosa, que solo estaba mirando tu hermosura y haciendome la maldita idea de que ya eres mía.
-Ryan, eres un idiota. -Dijo, sonrió dulcemente y bajo la mirada avergonzada.
-Un idiota que te trae loca.
-Cierra la boca.
-Lo siento nena, soy irresistible, lo sé. -Reí.
Me encanta cuando se incómoda con mis comentarios presumidos.
-Vete a la mierda Black. -Rió a carcajadas.
Yo la acompañe a reírse y luego seguimos hablando de muchas cosas, por ejemplo del calentamiento global, sirenas, dragones, zombies, asesinatos y demás cosas. Las conversaciones que no abarcan un solo tema, son las mejores y más interesantes. Más si son con ella.
Al terminar de comer, cancele la cuenta y nos fuimos. Ella se fué en mi auto con sus cosas y yo en su moto hasta la mansión Hoffman.
Al llegar, bajamos todas sus cosas y subimos a su habitación. Rogándole a Dios no encontrarme con la irritante y loca hermanastra de Madisson, Keila.
-Y bien... ¿Que quieres hacer? -Pregunta Madisson terminando de guardar sus cosas.
-No lo se, ¿vemos una película? -Dije recostandome en su cama.
-Iré por ella, tu ve a buscar lo que comeremos en la cocina. -Dijo saliendo de su habitación y unos minutos después baje yo.
Mientras esperaba que las palomitas estuvieran tome un vaso de agua y observaba através de la ventana.
-No sabía que venías. -Entró a la cocina Mía, la hermana de Madisson.
-Acompañe a tu hermana a comprar algo de ropa y luego la traje a casa. -Dije dejando el vaso en la barra integral.
-Entiendo -se acercó mas a mi y en su mirada se veía el mismo deseo que sentía hacía mí antes- ¿Como van las cosas con ella?
-Perfectamente niña -me puse al otro lado de la barra, alejándome lo mas de ella- ¿Acaso ella no te ha contado? -Pregunté tratando de parecer normal.
¿Por que hace esto si sabe que yo estoy con su hermana?.
Muchas veces hasta tu propia sangre te traiciona.
-Bien, te dejo guapo, te veo luego. -Me guiñó un ojo y salió de la cocina.
Suspire aliviado y empecé a preparar todo lo que comeríamos en una bandeja. Y subí.
Así se nos pasaron las horas, entre películas de comedia, risas, palomitas, etc. Fue un momento maravilloso junto a mi chica.
Eran las 2:40 de la madrugada y ya debía irme.
-Nena -susurre en su oído. Ella solo se removió un poco.
Nos sabía como despertarla y avisarle que ya me iba.
-Cariño -la removí fuerte y esta poco a poco abrió sus ojos- Debo irme.
-Noo, no te vayas, quedate a dormir conmigo Ryan, ¿si? -Dijo asiendo carita de niña mimada.
Diablos, resiste Ryan, debes ir a tu casa y ver que todo esta bien.
-Lo siento nena, mañana te veré, hoy ya no puedo, tengo algunos compromisos. -Besé su frente y me levanté de su cama.
-Te acompaño. -Se levantó de su cama y me acompañó hasta mi auto.
-Te amo cariño. -Dije besándola suavemente y luego subí al auto.
-Me avisas cuando llegas, aunque probablemente no lea el mensaje hasta en la mañana. Te amo Ryan. -Dijo sonriendo y luego arranque mi auto.
(...)
Llegué a casa y la policía estaba en ella.
¿Que demonios paso aqui?
Mi corazón empezó a latir muy fuerte, baje rápidamente de mi auto y corrí a mi casa. Al rededor de la entrada estaba una cinta amarilla impidiéndole el paso.
-Disculpe joven, no puede pasar. -Una oficial de la policía se interpuso enfrente de mi.
-Yo vivo aquí. -Dije sin más y en un movimiento muy ágil logré entrar a mi casa.
-¡MAMÁ! -Grité entrando.
-¿Ryan? -Habló ella con su voz entrecortada desde las escaleras.
Corrí y la abracé, lo que mas temía era qué le haya pasado algo a mi madre.
-¿Estas bien? ¿Que pasó aquí mamá?
Sus ojos acuamarimos e hinchados de llorar me miraron pidiendo ¿perdón?
-Estoy bien... Solo...-suspiro y sus lágrimas empezaron a brotar por sus mejillas- Tuve que hacerlo y lo siento, soy una asesina. -Dijo y la abraze.
Ella no podría decirme nada acerca de lo que estaba pasando así que busque a algún oficial que me explicará todo.
Mientras caminaba hasta la cocina rastros de sangre, vidrios quebrados, un total desorden había en todo el recorrido hasta la cocina.
-Disculpe oficial, yo soy el hijo de la señora Black, ¿podría explicarme qué paso?
-Jóven, su madre mató en defensa propia a su marido, lo siento ¿era su padre?
-No... -Dije en shock y luego corrí hacía mi madre.
Ese mal nacido iba a hacerle daño a mi madre.
Abracé a mi madre como nunca lo había echo, pude ver en su mirada como crecía su culpa, todo el peso cayó en su conciencia y ella no podía soportarlo más.
Por que no estuve aquí para ser yo quién estuviera sintiendo lo que ella esta sientiendo ahora mismo.
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¡Oye! ¡Eres hermosa, mí hermosa!.
Teen FictionAmbos practican un mismo deporte, los une una misma pasión. Son tan diferentes el uno del otro. . ¡Oye! ¡Eres hermosa, mí hermosa!.