Chapter 21 (V), Marie's POV

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Bajamos las escalinatas con brío y seguimos la senda que nos guíaba hacia los campos de amapolas que teñían los verdes pastizales de rubí y que con la luz de la luna, creaba una atmósfera romántica.

— ¡Es hermoso! — Contemplaba la vista, sumamente expectante. Cerré mis ojos e inhalé el aire puro del ambiente y del aroma que despedían las flores. Luego, regresé mi mirada hacia el pelinegro, quien avizoraba a detalle cada uno de mis gestos. Posteriormente, volvió sus ojos hacia el panorama y mencionó. Melancólico.

— Papá me traía aquí siempre que él no estaba en alguna misión o piloteando un avión. Solíamos sentarnos en este mismo sitio para mirar las estrellas. — Llevó sus ojos hacia el cielo, contemplando aquellos luceros de la misma forma en que su voz pronunciaba aquellas frases.

— Sabes, también acostumbraba a hacer algo similar con mi padre. Nos sentábamos sobre las gradas de la entrada de palacio y observábamos cada una de las constelaciones, aunque claramente el paisaje no se puede comparar con este.

Habíamos quedado en un rotundo silencio. No aquel que solía instalar una barrera entre la comunicación de ambos, sino aquel en donde podía respirarse paz. Con nuestra vista hacia arriba.

— ¿Sabes lo que hace aún más hermoso este lugar?

Volví mi mirada hacia el pelinegro y disentí con la cabeza. Luego, cuestioné.

— ¿Qué es?

— Tu compañía. —Replicó instantáneamente mientras posaba sus ojos sobre los míos y en sus labios se dibujaba una sonrisa junto a un tímido rubor sobre la palidez de su rostro.

«Díganme que esto no es un sueño y que en realidad está sucediendo. »

Pestañeé varias veces e incluso traté de pellizcarme para saber si esto era real o solo era producto de mi mente. Sin embargo, no lo era. Él estaba ahí, frente a mí. Cortejándome.

— ¿Y sabes lo que me gustaría hacer en este momento?

— No. ¿Qué es?

— Esto. — Me quité los tacones y los sujeté con una mano mientras que con la otra, sostenía el faldón de mi vestido.

— ¡A qué no me alcanzas! — Clamé al pelinegro, corriendo entre los prados de amapolas cúan niña pequeña.

Correteando por estos sin mirar atrás, sintiendo el viento en mi cara y aquellos rebeldes mechones de cabello golpeando por esta misma. El roce de las flores en mis piernas y la sensación tierrosa en mis pies. Anhelo de libertad, sin temer a ser juzgada por mi comportamiento "profano".

Me detuve por un momento; jadeando. Hasta que mi agitada respiración y las palpitaciones de mi corazón volvieran a normalizarse. Cuando estas habían recuperado su ritmo, vislumbré mi entorno, percatandóme del final de aquel horizonte carmesí y de la ausencia del moreno.

— ¿Sebastien?

«Que raro, podría jurar que escuché sus pasos detrás de mí»

No le tomé la mayor importancia a esto y proseguí hasta el final del sendero carmesí e introducirme en la arboleda.

De nuevo ese maldito ruido, erizándome hasta el más mínimo vello de mi piel. Volteé a ambos lados cuán animalito asustadizo mientras mis labios pronunciaban temblorosos.

—¿Hay alguien ahí?

Retrocedí unos cuantos pasos, con mi mirada posada hacia el exterior de los copados árboles, frotando la piel descubierta de mis brazos para entrar en calor, pues la temperatura había descendido notablemente.














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⏰ Last updated: Aug 20, 2018 ⏰

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El diario de una noble: Los secretos de Elena de Berkshire (PAUSADA) Where stories live. Discover now