Capítulo 22

323 41 14
                                    


Mis latidos acelerados aturden mis oídos, Megan presiona mi mano demasiado fuerte, pero no pienso soltarla.

Dolentmolý lanza una carcajada y hace temblar el suelo mientras se sienta en su trono de huesos.

Ambos nos quedamos en nuestro lugar, sin hacer un movimiento alguno, no porque creamos que no nos ha visto, es claro que sí lo ha hecho, sino porque, los dos tenemos la esperanza de que si no hacemos nada, no nos atacará.

Él sigue riendo, y aquella carcajada ronca expulsora de litros de baba blanca, me provoca escalofríos.

Su boca está llena de espuma como si fuera un animal rabioso. Aquella baba cae lentamente por sus filosos colmillos hasta el suelo en hilos parecidos a una tela de araña.

En pocos segundos, aquella plataforma se llena de charcos de baba con olor a un cadáver en descomposición.

Es como si todo aquí arriba se intensificara, los olores, el ruido y esa terrible ventisca helada.

—Estoy sorprendido, ¿Saben? —La risa cesa y él suelta la primera oración.

Ninguno responde, nos quedamos completamente quietos, tratando de que nuestro pecho no se mueva al respirar.

—Eso que hicieron en el bosque, lo del campamento, en verdad fue una buena jugada...—Añade lanzando una carcajada irónica. —Sinceramente no les daba más de tres horas —Él suspira y por un momento, parece una persona hablando, pero al encontrarme con esos ojos rojos, todo desaparece. —Pero sobrevivieron, ¿Quién lo creería?

Escucho un gruñido de parte de Megan, y antes de que intente hacer algo, presiono su mano para detenerla. Trato de mirarla moviendo mis ojos en su dirección, pero no puedo.

No sé cómo explicarlo, pero puedo sentir su angustia, la impotencia por no poder hacer nada. Y en verdad quisiera poder abrazarla, decirle que todo saldrá bien, y pedirle perdón por haberla obligado a venir aquí, cuando ella había decidido escapar.

Lo que me dijo hace un par de horas cruza mi mente, y entonces, reconsidero, demasiado tarde, que su idea de huir no era tonta, y mucho menos, de cobardes.

Un error tras otro, así podría definir mi vida, y a causa de ello, todo el mundo está en peligro.

Por nuestra culpa.

—... Y luego te vi en el Inframundo... —Vuelve a reír, y yo, logro escucharlo, pestañeo un par de veces para volver a la triste realidad, y noto que me está mirando, lo que me incomoda profundamente. —Esa chica Emily, fue muy lista al hacer eso, pensé que ya te tenía, pero lograste escapar. —Dolentmolý se pone de pie y todo debajo de nosotros tiembla, es como si pesara miles de toneladas. —Si ella supiera que todo fue en vano, porque ahora estas aquí, y te aseguro que esta vez, no escaparás... —Sus piernas se flexionan y acto siguiente, salta hacia adelante, en dirección a nosotros.

Megan tira de mi mano y me obliga a retroceder. El cae al suelo y todo tiembla exageradamente, como aquella noche que todo comenzó, pierdo el equilibrio y nuestro agarre se suelta, termino en el suelo, mientras todo sigue moviéndose.

Levanto la cabeza y lo veo avanzar hacia Megan.

Coloco mis manos sobre el helado suelo y me pongo de pie lo más rápido que puedo, en un movimiento descuelgo la mochila de mis hombros y abro los cierres, tomando el hacha, la cual, al sacarla, suelta un destello brilloso de la punta.

Corro hacia ese demonio con el hacha levantada, tratando de visualizar una de sus manos, al avanzar mis pies se doblan por el contante movimiento, siento dolor, pero no me detengo.

Inferno © [3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora