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Desde pequeña mi familia me llevaba a la iglesia donde dábamos el testimonio de mi nacimiento y el matrimonio de mis padres.  Era de locos saber que Dios les hablaba a diferentes personas, lo que les decían a mis padres era de nuestro futuro...

Uno de esos domingos otra vez se me presentaba esos seres llenos de luz, estaban en los espejos de la iglesia como que si estuvieran protegiéndola de cualquier espíritu maligno. Esta vez volaban, tenían vestidos blancos largos, sus miradas eran fuertes como si supieran lo que hacen y por cada palabra del pastor mediante la biblia su luz se volvía como la de una estrella, era totalmente hermoso. Pero...si, la palabra de Dios, los ángeles y las alabanzas era lo único que me llenaba de corazón, lo demás eran las personas ¿Si estoy en una iglesia asi sea cristiana o  católica pueden las personas ser amigables, confiables y con respeto? ja eso creía yo.


Esta bien que mi madre me ponga en la cima por ser un milagro mas pero ¿Que opinaban los demás?. Tenia dos padres que me amaban, una hermana ejemplar y el apellido...si ese apellido que representaba una familia orgullosa que venia de mi abuelo, un hombre trabajador dispuesto a dejarlo todo por servir al señor (Dios, Jesus de Nazareth), todos lo tomaban con respeto, cuando llegábamos a la iglesia era como si nos tomaran de reyes... se que es exagerado pero se sentía de esa forma, nos apreciaban pero no todo era tan lindo como parece.

Seguía intentando ser una niña normal, social...pero había algo, seguía sin entender porque sus miradas se repugnaban al verme, me acercaba, todo estaba bien pero venían las mismas preguntas, querían algo mas de que hablar, apenas estoy en algo que podría orgullecer a mi familia o a los demás pero no estaba totalmente especializada en eso. Se aburrían del mismo cuento y lo que quedaba por contar eran de las diferencias entre mi hermana, madre y yo. Mi silencio se aparecía por horas, mis pensamientos eran miles pero mi voz solo era "Vamos a casa". 


Lo mejor era cuando nos íbamos a comprar pizza o piezas de pollo en Arturos o KFC, era lo mejor! la pasábamos tan bien juntos como que la comida era nuestra unión. Las papitas fritas eran la gloria cada vez que íbamos a Crema Paraíso, no solo era pizza, hamburguesas, perro calientes o helados sino !batidos de Oreo!, con papas era la mejor mezcla que podría probar en la vida, era como un regalo que nos daba Dios por presentarnos en su casa (Iglesia). 

Las sonrisas, los cariños y cada bocado que nos regalaban mis padres era una muestra de amor hacia nosotras, este recuerdo se presenta como película en mi mente, una escena feliz en familia donde no teníamos problemas con el dinero por la economía de nuestro país. 

Mi angelWhere stories live. Discover now