𝓭𝓸𝓷'𝓽 𝓯𝓸𝓻𝓰𝓮𝓽 ♬ [𝑗𝑎𝑒𝑗𝑢𝑛]

𝖘𝖊𝖎𝖘

jaemin tiene muchas cosas que perder y pocas que ganar si se pone a pensar en todo. en su vida, en la gente a su alrededor, en su futuro, en su pasado. 

no sabe por qué de repente ahora todo va más lento, las horas pasan más despacio, como si el tiempo se detuviera, como si no hubiera más espacio que el que está compartiendo ahora con renjun. en cierta manera, así se siente. 

la realidad es simple; le gusta su vida mucho más cuando la comparte con él. no es difícil de asumir, ni siquiera de decir en alto, lo cual hace las cosas más sencillas, porque hablar ya no hablará tanto como antes, pero sigue siendo igual de honesto. él ya no puede contar las veces que le ha dado las gracias a renjun por simplemente estar allí esa tarde, leyendo como cualquier otra. 

el chico tiene el libro casi terminado, y jaemin se promete preguntarle si es un buen final cuando lo acabe. debe ser bueno, porque de vez en cuando lo ve sonreír, y no es como si a menudo se pasara horas contemplando a la persona que está ahora frente suya sentada, pero es exactamente eso. 

—no puedo creer que te gusten las comedias románticas —bromea, enarcando una ceja, divertido. 

renjun levanta la cabeza e imita su mueca.

—¿de qué hablas? tú me lo pegaste.

los ojos de jaemin se abren, fugaces como dos estrellas. ¿desde cuándo las cosas entre ellos se han hecho tan sencillas, tan adecuadas? 

—no —niega en alto, y su voz expresa un «no puedo creer que lo estés diciendo enserio» claro y conciso, mientras se ríe silenciosamente. y es que no puede evitarlo, las palabras fluyen con facilidad, como si esa fuera la forma natural de ser de las cosas. 

—¿no me crees? —renjun se inclina en la silla y hace un movimiento retador con la cabeza —tengo un montón de libros tuyos en casa. algunos incluso fueron regalos de tu parte.

pero hay algo que no encaja para jaemin. 

—¿tienes libros míos en tu casa?

renjun se paraliza, nervioso, sintiéndose repentinamente culpable. cuando decidió esconder su relación, no pensó que pudiera ser tan mal mentiroso.

—libros que me prestabas y se me olvidaba devolver, ya sabes —su voz deja el gaznate velozmente, pero suena convincente. el más alto asiente, volviendo a su estado anterior.

hay un silencio largo entre los dos. renjun aparta la mirada pero jaemin sigue ahí, pendiente y constante, como si algo lo hubiera tocado.

—¿sigues teniendo el que te regalé en tu cumpleaños? yo no recuerdo el nombre —dice, antes de darse realmente cuenta de sus palabras. ¿él recuerda? —pero sé que te lo regalé.

renjun lo mira como si le hubiesen disparado un flecha, con los ojos abiertos, sorprendido, desorientado, alerta. está visiblemente nervioso, con la mandíbula tensa. 

no sabe cómo ha sucedido, pero de un momento a otro, las palabras, quizá la voz ajena, han activado algo en su cabeza, como si le pinchasen con una aguja. y la imagen aparece; es su imagen, es él, y también renjun. 

el mayor asiente lenta y casi imperceptiblemente. sus ojos, clavados en su persona. 

—sí, claro que lo tengo —contesta, solemne. hay un toque de ingenuidad y esperanza en las palabras, pero jaemin no va a admitir en voz alta -eso sí que no- lo mucho que le ha gustado escucharlo. es reconfortante, es cálido, es un sentimiento que lo invade y lo atrapa, pero que no puede describir. realmente no es capaz, porque irónicamente, no recuerda haberlo sentido antes. 

«es triste la vida de un amnésico» piensa entonces. personas que no pueden reconocer cosas tan básicas como el afecto, la preocupación, o el amor. 

ojalá jaemin recordara cómo es estar enamorado. por el momento, se conforma con renjun. 

—podrías leerlo cuando termines este, y así me das tu opinión.

el chico ladea la cabeza, algo nostálgico. 

—ya lo leí —admite —hace mucho tiempo. 

—¿qué?

renjun entrecierra los ojos levemente, y es bonito de ver. a jaemin le parece bonito.

—la última vez que me regalaste un libro por mi cumpleaños fue a los catorce. pero no pasa nada, yo leí todos los que me diste. 

tras decir eso, sonríe, como si fuera sencillo decirlo. para el menor, no es sencillo escucharlo.

—así que a los catorce —murmura en voz alta —, es verdad que llevamos mucho tiempo juntos, ¿no? todos mis recuerdos son contigo. 

renjun lo mira de una forma que no puede descifrar. se ve triste, pero animado a la vez. 

—ni siquiera me acuerdo de mi vida antes de ti, simplemente has estado allí toda mi infancia. fuimos al mismo colegio, al mismo instituto. vivíamos en el mismo barrio después de que dejaras la casa de campo. supongo que estar tanto tiempo juntos nos hizo inseparables. 

jaemin traga las oraciones con facilidad, porque son cosas que ya le han dicho antes. él tiene una vaga impresión de ese entonces, pero es como un sueño, es algo que no puede ver con claridad.

—sí, lo sé —asiente —. realmente inseparables. 

ambos se miran durante un instante que para uno es demasiado largo, y para el otro, demasiado corto. renjun, con el rostro tan rojo como una cereza, devuelve una atención desmesurada a su libro, tratando evitar el contacto con el contrario. ha sido así desde que ellos se reencontraron, jaemin se ha dado cuenta. él siempre se esconde cuando está a punto de pasar algo importante, y el menor nunca puede ver el final de la escena.

pero, ¿qué es exactamente lo que espera ver? 

no lo sabe, a esas alturas no está seguro de casi nada. 

lo único que sabe, es que quiere que sea con renjun. 

Pues todavía quedan un par de cosas por narrar, pero no esperaré mucho para darle final, porque si no me estoy viendo que no la terminaré nunca. ♥

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