3. Mi primer ser humano

185 23 0
                                    

A la mañana siguiente no me levanto. Escucho las bolsas sacudirse al pasar Lily por allí y luego su portazo. Jamás he faltado a clase, pero este será el primer día.

No es como si Laufeyson me echase de menos, ni sabe que existo. Ese maldito ser seductor. Las mates nunca me han gustado tanto.

A quién quiero engañar.

Termino por levantarme, derrotada y me acerco a la cocina para tomar un vaso de leche. Pateo una bolsa de conservas que hay en mi camino y me siento, apoyando mi cabeza sobre mi mano, observando el microondas dar vueltas.

Abro una bolsa de ositos de chocolate y empiezo a comer, ahogándome en mis propias penas. Quizá deba plantearme escoger el camino que me ha puesto frente a frente mi madre.

Me como otro osito.

Maldita droga que engorda.

Sin duda estar comiendo ositos en casa en vez de ir a clases es algo muy productivo.

Me levanto y voy hacia mi cuarto bolsa de ositos en mano y cojo mi libreta de la mesita, abriéndola en el acto por la primera página. "Tener una aventura" está tachado, cómo no y creo que debe permanecer así. Ya no hay aventura que valga, solo la que mi madre ha planteado para mí. La aventura de la condena: vivir mi vida haciendo algo que odio.

Mi madre...

¡Mi madre!

Tanteo mis bolsillos en busca del teléfono. Ayer con todo el drama se me pasó llamarla. Enciendo el móvil y veo que no tengo más llamadas perdidas. ¿El mundo se está acabando o qué? Suele insistir hasta que se lo cojo por no oírla.

Marco el número rodando los ojos y espero, golpeando el suelo con un pie impacientemente. Me echo un osito a la boca, esperando. Al final me salta el contestador.

- Quizá deba llamar a papá...

Un gran estruendo en la calle hace que me levante como un resorte, y la alarma de un coche resuena en el exterior formando un gran alboroto. Me acerco rápidamente a la ventana, viendo el panorama.

Dos coches se han estrellado en la calle de nuestro piso, formando una gran humareda y una cola tras ellos. Ruedo los ojos al ver a los demás coches de la fila pitar desesperados. ¿Son idiotas? Lo que deberían hacer es ayudar a los heridos. Estoy a punto de bajar a echar una mano cuando la veo, a través de la multitud.

La anciana de anoche del supermercado, sobre uno de los peatones. Parece estar comprobándole el pulso. Que una pobre anciana tenga que estar sola ayudando mientras la gente...¿Huye?

Me fijo mejor, decidida a no apartar los ojos de la escena. La anciana se yergue levemente, dejando verle bien la cara. Una cara llena de sangre por la víctima que se está comiendo.

Que se está comiendo... 

No me lo pienso, simplemente salgo corriendo hacia la puerta y pongo todos los seguros que tiene. Luego rebusco en el mueble debajo de la tele. El portátil de Lily debe estar ahí.

Bingo.

Lo enciendo y en la pantalla de inicio me aparecen en mayúscula, brillantes y peligrosas, las letras de la palabra "contraseña". Me quedo unos segundos con los ojos cerrados. Hasta entonces la contraseña había sido LxM - Laufeyson x María - pero posiblemente la ha borrado por los comentarios hirientes que se ganaba por mi parte cada vez que lo comentaba.

- Bien... relájate María - me masajeo la sien, pensativa. No tengo ni idea de qué puede ser salvo algo que haya estado en su mente en ese momento.

Pruebo con su fecha de nacimiento, la mía, las típicas de tres ceros y tres nueves pero nada. El jaleo de la calle va a lograr hacerme perder la cabeza. Está bien.

Mi PropiedadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora