"Mi Querido Lindo Gatito" [Katsudeku] 18+ [Finalizada]

5.-"¿llevarnos mejor?"

El pecoso buscó y buscó al rubio,
Pero, no había rastro de él. Aquel 1% de confianza que le tenía, desapareció por completo.
¿Donde estaba?

Ya eran las 22:00 hrs y no había señal del rubio, midoriya caminaba de un lado hacia otro, estaba nervioso, evitaba pensar en cual sería la reacción de kirishima y kaminari al enterarse de lo anteriormente sucedido.

—¿nya?

Aquel agudo maullo proveniente de la boca del rubio hizo saltar del susto al pecoso, sacándolo de sus interminables pensamientos.

—¿¡k-kacchan?!—exclamó.— ¿¡d-donde t-te habías metido?!

—pedazo de mierda, tengo hambre, dame comida...—

Eso es lo que intentaba decir el rubio, pero, gracias a su extraña transformación, solo salían esos agudos maullos que le causaban una sensación extraña al peliverde.

—e-en fin... Ven, compré tu comida.—comenzó a caminar hacia la cocina,
Y el rubio lo siguió.—

El pecoso sirvió un poco de comida para gatos en un recipiente y se lo acercó al rubio, no sabía si aquella comida le gustaría al rubio, y temía que este lo obligase a ir a comprar otro tipo de comida a esas altas horas de la noche. Pero no, el rubio comió en silencio, parecía disfrutar de aquella comida, de cada granito con esa forma tan peculiar, un pescadito.

El peliverde comenzaba a relajarse, ese sonido crujiente proveniente de la boca del rubio cuando masticaba cada granito de comida le parecía relajante, el susodicho cerraba sus ojos con lentitud, parecía que en cualquier momento caería rendido por aquel día tan agotador.

La llamada de kirishima, la noticia del rubio, el tener que cuidarlo, el haberse asustado tanto a causa de la “desaparición” de katsuki, todo eso le había afectado bastante.

—¡nya!

El pecoso abrió sus ojos rápidamente y se fijó en el rostro del rubio, parecía estar tranquilo, así que sin dudarlo, el peliverde acercó su mano al cabello del contrario, para así comenzar a acariciarlo.

Para bakugō, fue desagradable en un principio, pero comenzó a ronronear y a acercarse más al peliverde. lo cual a midoriya le causaba un leve sonrojo, pero aún así siguió acariciándole la cabeza al rubio.

—nya.—maulló para luego morderle con suavidad la mano.—nya nya

—uhm... ¿Q-que ocurre kacchan?

El rubio se acercó lo suficiente y lamió la mejilla del pecoso.