Parte 3

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Aún después de tantos días lo siento, siento los recuerdos y sus palabras en mi cabeza. Siento sus abrazos y sus caricias, sus besos sobre mi piel. Siento las lagrimas correr por mis mejillas, lagrimas que, siento, no van a parar mas.

Tengo miedo de perderme, de no encontrarme nunca mas bajo las sabanas de mi cama. Tengo miedo de inundar la casa y que todo esto no pase mas. Todos dicen que ya me va a frenar el dolor, que voy a dejar de llorar y voy a volver a sonreir pero hay otra realidad detras de esos concejos. Mi realidad.

Me duele el alma y de mala gana me levanto solo para ir a trabajar, comiendo lo justo y necesario para no desmayar. No le deseo que sienta el mismo dolor que yo, pero F me soltó de un dia para otro, y él siguió su vida pero a mi me cuesta. Me cuesta cada paso que doy, cada parte que soy. Porque un poco lo que soy tambien es por él.

De a poco pasan los días y voy abriendo los ojos, de a poco me voy dando cuenta que él sigue ahí conmigo,de otra forma, pero todavía no se fue. Y todo duele, por todo siempre cae una lágrima y cada vez, sin darme cuenta, son mas los cigarrillos que entran por mi boca que los besos robados por aquella persona que tanto amo.

Después de quince días llegó el momento de sacar nuestras fotos de la pared, de dejar de ver su rostro todos los días, de dejar de ver nuestras sonrisas congeladas en momentos hermosos que ya no serán. Me doy mi tiempo para sacar los recuerdos de mi rutina, arrancarme todo no seria correcto, un amor así no se olvida a los tirones. 

Pero llega la noche y me encuentro sola en mi habitación, en esa habitación que dormía con el, en esa cama que nos abrazábamos y nos amábamos tan tierna-mente. Todo me recuerda a F y todo me entristece cada vez mas el alma. Eran las dos de la mañana y ya no podía abrir los ojos de tantas lágrimas, sentía que me faltaba el aire pero igual me levante y revolví entre la basura para rescatar aquellas fotos que horas antes había tirado. Y así me desperté al otro día, abrazada a esas fotos sucias y tristes, a todos esos recuerdos que alguna vez me habían llenado de alegría, a una persona que ya no iba a volver.

Si el supiera cuantas veces lloré por miedo a perderle, si todas esas gotitas que salían de mis ojos hubiesen sido deseos hoy no estarían las cosas así. Y a lo mejor me replanteo un poco mas las cosas, pero todo siempre cae en lo mismo. Siempre hecho la culpa sobre mi, siempre me falto algo, siempre me sobró de otro poco y siempre fui tan así. Tan de esa forma inexplicable que en algún momento él supo amar pero luego se terminó. Así como se apaga la llama del fuego, tan intensa y fuerte al principio pero al final dejando solo cenizas para quien respire todo ese dolor.

Repito su nombre tantas veces como sea necesario, me abrazo como si mi cuerpo fuese el de él, sonrío e imagino que está de viaje y pronto volverá. 

Pero no podemos vivir en una mentira tan grande, el no me ama. Si, quizás, algún día nos sentemos en el mismo banco de colectivo y, al mirarnos, se encienda ese fuego otra vez. Pero si eso no pasa tengo que estar fuerte para apoyarme y secarme mis propias lágrimas, porque siempre terminó siendo él quien me dejo el alma casi vacía.

El dia que te olvidéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora