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EL HOMBRE DE UN SOLO OJO, QUE SE HACÍA LLAMAR NICK FURY, llegó para indicar que Banner sólo se encontraba ahí para investigar sobre el cetro y preguntarse como hizo que dos de sus mejores agentes se convirtieron en ¿monos voladores? Realmente no sabía a lo que se refería y Thor menos. Todos se pusieron a hacer sus cosas así que yo aproveché para poder acercarme a Nick, ya que parecía ser el líder.
— ¿Podría hablar con Loki? —pregunté con algo de cautela. Nick me observó
—Rogers, ¿podría acompañar a la señorita donde su hermano? —le pidió a Steve. Rogers asintió sin decir alguna palabra.
— ¿Se conocen hace mucho tiempo? —preguntó cuando comenzamos a caminar.
—Un año —respondí. Él se volteó algo sorprendido —. Los años en Asgard no corren de la misma manera que los Midgardianos. Thor, Loki y yo deberíamos tener unos... ¿1034 años? —Steve volvió a mirarme más sorprendido aún —. En Asgard eso sería como veintidós años. Tranquilo, no soy tan vieja —señalé.
— ¿Y los dragones? Nunca había visto algunos.
—Según las leyendas y canciones que contaban en Helheim, hace muchos, muchos años atrás, los dragones y los Midgardianos habitaban juntos. Su gente comenzó a experimentar con ellos... los últimos que pudieron salir de Midgard migraron a los nueve mundos que Yggdrasil custodia en sus raíces y ramas —Steve sonrió —. Es así como llegaron a nuestro mundo —señalé —. Y hace muchos años atrás, cuando apenas era una cría, mi madre me los regalo. Eran apenas unos huevos que me encargue de cobijar, tiempo después nacieron ambos... cuando Surtur amenazaba nuestro reino. Fue ahí cuando mi madre me concedió el poder del fuego y el hielo.
— ¿Y por qué Loki y Thor?
—Mi madre nunca me permitió viajar a ninguno de los nueve mundos. Soy la princesa heredera de Helheim y debía mi vida a los habitantes. Es por eso que cada vez que alguien nuevo llegaba para pagar sus pecados realizados en vida, me relataban historias y cantaban canciones sobre los príncipes de Asgard. Crecí soñando conocerlos y poder estar al lado de sus aventuras, que sean de mí también que relataran esas historias y cantaran esas canciones —carraspeé incomoda al contar parte de mi verdad—. E-Es por eso que decidí ponerles ese nombre.
—Nunca pensé conocer a personas que sólo estaban en libros y animales fantásticos que nadie pensó que existían —señaló. Sonreí encantada —. Pero bueno, ahora puedes ser una heroína y que relaten historias sobre ti y tus dragones, además de cantar canciones sobre su valentía.
Me sonrojé levemente al igual que él.
»Es aquí —indicó una puerta —. Espero que sea una conversación... agradable.
—No lo será —negué —. Pero no puedo esperar nada más —me encogí de hombros y me dispuse a entrar. Me volteé a último momento —. Por cierto, gracias Steve.
Me acerqué y dejé un beso en su mejilla. El sonrojo que aún estaba presente en su rostro se intensifico.
—No es nada princesa.
—Sólo Eir —negué —. Nada de formalidades.
Me despedí y entré al lugar.
—Eir Helasdóttir. Hija de Hela, diosa de la muerte. Princesa de Helheim, Partum Ignis, Quern Capta Est Draco —dijo Loki aplaudiendo con una sonrisa. El sarcasmo se notaba a mundos de distancia.
—Loki Laufeyson —respondí. Acerqué una silla y me senté frente a él —. ¿Por qué hiciste esto? ¿Asgard no era suficiente para ti?
—Asgard nunca fue mi hogar —rió —. Comenzó a ser más agradable cuando llegaste con tus dragones hermana. Pero en sí, nunca fue mi hogar. Ni tampoco el tuyo.
—Mi hogar son mis dragones, Thor y... tú. Asgard son sólo cosas.
—Ay, qué bonito. Pero, ¿Qué hay de tú madre? —preguntó apoyando su mano sobre el vidrio—. No seas como Odín y comiences apartar a las personas, hermana.
Me quedé en silencio.
—Mi madre está en Helheim, y ella es mi hogar allá, cuando no tenía a nadie más. Quiero a mi madre con toda mi alma Loki, tus trucos no sirven conmigo.
Loki sonrió encantado.
—Mi querida y apreciada Eir. Aún recuerdo cuando llegaste a Asgard. Mira ahora como creciste.
—Tenemos la misma edad —señalé.
—Pero no el mismo nivel de maldad. Eres como un cristal, tan puro y limpio, fácil de romper, manipulable y tan débil —sonrió con algo de maldad —. Y decidiste estar conmigo y Thor, tan... tan diferentes. Con la capacidad de manipularte, de corromperte.
Reí por dentro al notar como Loki trataba de dañarme. Mal ahí hermano, mi madre es Hela, sé cómo juegan con mi mente. Me acerqué haciendo que lagrimas se posaran en mis ojos. A veces me sorprendía lo parecida que era a mí madre.
—Eres tan cruel —murmuré. Loki rió —. ¡Yo no soy débil! Soy la heredera de Helheim y la debilidad no está presente.
—No, claro que no —respondió con sarcasmo —. Eres tan patética como esos Midgardianos, jugar con su mente fue más fácil de lo que debería. ¿Recuerdas cuando me hablaste de tu sueño de venir a Midgard? —recordó —. «Las personas dicen que la mujeres son tratadas de maneras que no son debidas, se dejan pasar a llevar por hombres, que son débiles. Deseo ir y decirles que nosotras también podemos, que no son el sexo débil, que si nos unimos cosas grandes pueden suceder» Entonces, ¿Qué haces aquí ahora?
Sonreí.
—Demostrar que las heroínas también existen —respondí volteándome para salir —. Por cierto, mi madre es Hela. Jugar con mi mente era su entretención diaria.
Loki me observó entre confundido y sorprendido. Luego negó con una sonrisa.
