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«Hora de ducharse Sam», sólo podía escuchar en mi mente. Hasta que al fin mi cuerpo tomó fuerzas para levantarse e ir al baño. Me cambié y me entró la curiosidad de saber que había en la habitación de James, así que entre. Todo es azul con negro, cosa que me gustó mucho. Todo muy ordenado y limpió, no encontré nada interesante. Cuando iba a salir escuché como subían las escaleras , mierda, ya morí. No podía salir, porque si lo hacía me vería cruzar a mi cuarto, me escondo debajo de la cama, lo típico. Vi como sus pies se adentraban a la habitación.

— Dónde se habrá metido esa niña, no puede ser que haya salido y dejado la casa sin seguro. — Escuché que se quitaba los zapatos y vi como dejaba caer su camiseta en una cesta que tiene al lado de la cama.

— Y Alexa me deja plantado, lo que faltaba. Estoy tan loco por dejarla y mandarla a la mierda, pero no, aguanta James, ella va a cambiar, tú la quieres. — ¿Él se convence de querer a alguien? Se sienta en la cama y se saca los calcetines que para mi suerte no tenían mal olor, entra al baño y era mi oportunidad de salir, saqué mi cabeza para poder sacar todo mi cuerpo y ahí sale del baño, me quedé paralizada cuando se quedó viéndome, la cague, la cagaste, Samantha. Cruzó sus brazos y puso una sonrisa placentera mientras me veía, no hay que decir que no traía camiseta, que pecado estoy pagando.

— Termina de salir. — Respire profundo y salí, me quedé parada enfrente, cabizbaja mirando al piso. — ¿Y? —Dijo con una sonrisa.

— No diré nada. — Y me largue lo más rápido que pude, me encerré en mi cuarto. Golpeé mi cabeza varias veces con la almohada mientras me maldecía una y otra vez. Esto era para escribirlo en un libro.

Mientras trabajaba en olvidar la escena avergonzarte que acababa de hacer escuché la voz de James detrás de la puerta, mi corazón empezó a latir tan fuerte que pensé que se iba a salir de mi pecho.

— Te perdono por ser una intrusa en mi habitación.

— Lo siento, no debí. — dije desde mi cama.

— Aún me debes una explicación de que hacías en mi cuarto.

— Me entró curiosidad.

— Entonces cuando me de a mi curiosidad puedo hacer lo mismo, ¿no? — ¿Me esta tomando el pelo no?

— Como sea, el punto es que lo siento.

— Está bien. — No escuché nada más de su parte, sé qué en algún momento tenía que salir de la habitación, pero por ahora no.

Pasó al rededor de una hora y tocan mi puerta.

— Señorita, necesitó sacar la sopa sucia.

— Un momento. — Respondí. Me levanté de la cama y abrí la puerta, aproveché para bajar y beber agua, baje casi que en silencio para no encontrarme a James.

— ¡Hey! — Dijo detrás de mi y después se puso a mi lado con una gran sonrisa. Es que no se de que se ríe todo el tiempo, me dan ganas de borrarsela de un golpe.

— ¿De que te ríes?. — Dije para evitar que me hablará de lo sucedido en su cuarto.

— De ti.

— ¿Por? — Tomé el agua y cerré el refrigerador.

— Tu nerviosismo me da risa, te ves chistosa.

— No estoy nerviosa. — Dije después de tomar un poco de agua.

— Como digas, niña, Alexa mañana en el Instituto dará una invitaciones para una fiesta en su casa, ¿irás?

— Si me invita, puede ser, no me gustan esas cosas.

— Te la vas a pasar bien, yo voy a a estar ahí.

— Claro, con tú novia.

— Te echaré un ojo por si necesitas algo, o te quieres ir.

— Obvio, si me quiero ir dejarás a tú novia la caliente para llevarme, me la creí por un momento. — Dije con una sonrisa falsa.

— Podría llamar a Carlos, él te pasa a buscar, es un amigo mío. — lo miré con los ojos entreabiertos.

— ¿Y el chofer de la casa? — mamá había mencionado algo parecido antes de venir.

— Tomó unas vacaciones por problemas de salud. ¿Entonces que dices?

— Esta bien.

— ¡Eso, vamos a socializar! — arrugue los ojos confundida por lo dicho.

— ¿Me estás llamando asocial?

— No de esa forma.

— Sabes qué, olvídalo. — Le di la espalda sonreí victoriosa, antes de subir un escalón entran mi madre y Daniel.

— Hola, mi amor. — Me dice mi madre besando mi mejilla.

— Hola. ¿Qué tal la pasaron?

— De maravilla, tu madre es una belleza. — Sonreí a su respuesta.

— Ay no es para tanto. — Dijo mi madre sonriente.

— Papá, Alexa hará una fiesta mañana así que pensé en llevar a Samantha.

— Oh si, claro. ¿que dices amor? — pregunta Daniel a mi madre. Dirigí mi mirada de asesina a James quien Sonríe sin más.

— Si va con James no hay problema. — Dijo mientras arreglaba un poco mi cabello, le sonreí para disimular mi odio hacia él.

— Estaremos aquí a las doce en punto. — vuelve a decir.

— Perfecto. — Dijeron, subieron a su cuarto. Le saqué la lengua mientras le enseñé mi dedo mayor, este abre los ojos fingiendo estar sorprendido.

— Estúpido. — Susurre mientras subía. Lo maldecí en mi mente.


Me encontré con Sara en los pasillos y comenzamos a hablar, cuando a lo lejos vemos a alexa entregando boletas justo como me dijo James ayer.

— Ahí viene la exagerada. — Me susurro Sara. Y si, vienen justo a nosotras.

— Sara, aquí tienes tú invitación para la mejor fiesta del Instituto. — Su amiga le pasó dos por lo que vi, pero sólo a Sara. Iba a decir algo pero vi a James caminando por detrás de Alexa, la toma de la cintura y besa su cuello mientras ella traía una sonrisa.

— ¿Ya invitaste a Sam?

— ¿Quién es Sam? — dijo irritante. James me señala con el dedo. Ella niega con la cabeza, entonces James le quitó una boleta de las manos de su amiga y me la paso.

— Gracias. — dije avergonzada.

— Vámonos, Laurita. — en mi cabeza esta por estallar de risa. Se fueron dejándonos a los tres en silencio.

— ¿Irán? — Preguntó James.

— Sí. — Dijo Sara realmente emocionada.

— Ahora no me quedaré sola. — le dije. Nos fuimos juntas a nuestro salón ya que vamos al mismo nivel.


Me vestí con algo decente, bonito y sexy a la vez. No se si esa combinación exista pero yo la cree. No sabía que James tenía auto hasta que nos subimos a el.

— Lindo carro. — dije mientras me ponía el cinturón.

— Quiero otro. — mencionó como si nada. Arrancó el motor que sonó muy satisfactorio al oído.

— Suerte la tuya. — dije con una sonrisa.

— Si me lo cambian, puedo dejarte este. — me mira y me da un guiño.

— No se conducir.

— Te puedo enseñar, no hay problema. — Le sonreí agradecida. En unos minutos ya estábamos al frente de la casa de Alexa, y claramente, una familia con mucho dinero, tal para cual.

Mi Primer Amor, Mi Hermanastro. Where stories live. Discover now