—¡Zack! ¡Al menos inténtalo!
—¡Estoy intentando! —dije riendo.
No lo estaba intentando.
Ella tomó mis brazos para guiarme.
—Solo tienes que doblar los codos, levantar el antebrazo y dejar caer un poco las manos.
—Me siento como un T-Rex con los brazos así.
—¿Qué? ¡No!
Soltó una risa al ver mi imitación de un dinosaurio.
—Rrrrrrr —gruñí e intenté morder su hombro. Se alejó de mí, entre risas.
—¡Basta! —chilló—. Así nunca vas a aprender a bailar el twist.
—Ya, ya, me concentraré.
—Está bien, lo siguiente es mover la cadera así.
Ella movió de lado a lado la cadera, mientras iba de adelante hacia atrás y a la vez bajaba y subía. Intenté imitarla, pero si acaso logré mover la cadera de lado a lado. Solo faltaba que me rechinaran las articulaciones y ya podía hacerme pasar por un robot.
—¿Así?
—No —Ella se detuvo, avanzó hacia mí y puso sus manos en mis caderas—. Okay sí, solo te falta doblar las rodillas y soltarte un poco...
Condujo mis caderas, pero se resistieron a cooperar. Cuando me guio hacia abajo, mis pantalones se bajaron medio centímetro.
—¡Momento! No entiendo qué estás haciendo. No sé si estás intentando agarrar mi trasero o bajarme los pantalones. Cómo no tengo trasero, me voy por la segunda opción.
Me soltó y abrió la boca indignada.
—¡No estoy tratando de bajarte los pantalones!
—Sí querías hacerlo, solo debías pedirlo. Así podíamos someterlo a votación.
Golpeó mi hombro.
—¡No estaba intentando nada! Solo estaba tomando tu cadera con propósitos educativos.
Reí.
—Estoy bastante seguro de que sé mover la cadera. Solo que para... otra clase de ritmos.
Negó con la cabeza y puso las manos en sus caderas.
—¿Nunca te tomas nada en serio?
—No si puedo hacerte reír.
Ella se mordió el labio. Desvió la vista de mí.
—Lo estás haciendo de nuevo.
Sí, lo estaba haciendo de nuevo. Resistir el deseo de coquetear con ella era como nadar contra la corriente en un río caudaloso a punto de convertirse en cascada. No una cascada, una catarata. Una catarata que me estaba arrastrando hacía abajo, en contra de mi voluntad y buen juicio.
—No sé de qué hablas.
Suspiró.
—Está bien. Empecemos otra vez. Vamos a hacer solo el paso básico, ¿okay? —dijo para retomar nuestra clase improvisada.
Admiraba su tenacidad. Había intentado enseñarme a bailar tantas veces que ya había perdido la cuenta. Aún así, ella se lo tomaba como una tarea muy seria. Se veía cansada. Imaginaba que pasar todo el día horneando y atendiendo clientes debía ser una tarea agotadora.
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Sincronía [Disponible en papel y ebook]
General FictionZack y Layla están destinados a estar juntos. Y aunque sus vidas están interconectadas, nunca se han conocido. Hasta hoy. ** Layla oculta un don sobrenatural que la hace vulnerable a las palabras, Zacharias se dedica a escribir novelas por dinero...