LA PLATERA Y EL COYOTE

16 0 0
                                    

—Desde hace tiempo, vengo teniendo la misma pesadilla una y otra vez, en todas ellas estoy en el pasillo de un hospital, cuyas luces están intermitentes, un dolor en el estomago me aqueja, observo hacia el fondo del pasillo, donde está completamente oscuro, sé que algo ahí me llama. Amiga te platico esto porque tienes contacto con seres del más allá; siento que algo extraño se acerca y no quiero volver al hospital.

Helena le envió un mensaje por WhatsApp a Dayane quien es practicante de una religión neopagana, desde que tenia 14 años, a ella le ha tocado toparse con seres sobrenaturales, ya que tiene cierto don para ver entes de diferentes planos astrales.

Helena es una chica de mediana estatura, piel blanca, cerrados rizos negros, y cachetes carnosos que le brindaban ternura a su linda cara. Tiempo atrás, cayó en la cama de algún hospital, gracias a una extraña enfermedad de la que aun esta en tratamiento preventivo para que no le vuelva a surgir. Ella tenía una relación con un chico, con el que duro poco más de 4 años, ya que el chico no la supo valorar y termino yéndose con otra persona.

Helena desde la ventana de su cuarto, podía ver un bosque hermoso lleno de vida, el cual le encantaba gracias al olor que este desprendía, el clima tan fresco que muchas veces le envolvía, pero sobre todo que gracias a ello podía sentir una reconfortante tranquilidad. Sin embargo, aquella noche algo la hacia sentirse intranquila, como si de entre los arboles alguien la estuviera observando.

Puede que sean simples sueños, como sea, hay que ver como se desarrollan las cosas— Dayana respondió el mensaje de su amiga— Te recomiendo que guardes la calma.

Escucho el canto de algún pájaro mientras escrutaba el bosque, para tener un poco de mas calma y poderse dormir, cerro las cortinas e inmediatamente se fue a la cama. Por la mañana del dia siguiente tendría que ir a la oficina, saliendo visitaría a unas personas, a quienes les vendería algo de plata.

Al finalizar la jornada laboral, Helena caminaba por el pasillo del edificio administrativo; cuando noto que las luces empezaron a parpadear hasta apagarse por completo, se vio rodeada de una oscuridad casi absoluta que le hizo detenerse, al cabo de uno rato las luces volvieron a encenderse, salvo las del fondo.

La oscuridad al final del pasillo era densa, desde ahí una voz susurrante decía su nombre. Camino hacia la oscuridad, ocultando su temor; con cada paso que avanzaba, le aumentaba un dolor en el estómago que le hacía desfallecer, por lo que se tuvo que recargar de la pared.

—¿Quién eres? ¿Por qué me haces esto? — pregunto Helena.

—Solo soy alguien que espera comer— respondió la voz.

—¿Cómo que comer?

—A ti por supuesto ¡Me encanta el olor a carne fresca! — la voz sonaba extasiada.

Helena observo que en la oscuridad brillaron dos ojos, aquella creatura asomo el hocico dejando al descubierto una serie de grandes colmillos. Sin pensarlo saco un dije de cruz de plata, de su mochila, el dije ilumino todo con una luz que le hizo cerrar los ojos, para cuando los abrió estaba tumbada en el pasillo aun sosteniendo el dije.

Miro hacia ambos lados del pasillo, sintió un alivio de ver todo iluminado, sin embargo, cuando se puso de pie un dolor punzante le provoco gran malestar, no podía estar decayendo de nuevo ya que se tomaba puntualmente todos sus medicamentos, estaba segura de que esa cosa tenia algo que ver con su malestar. Le envió un mensaje a Dayana contándole lo que acababa de ocurrir, quien le respondió cuando Helena estaba vendiendo plata a algunos de sus clientes.

Siento que esa cosa se mantiene algo alejada porque tienes siempre cerca algo de plata— dijo Dayana—. De todas formas, procura tener una pulsera o un collar puesto, fue buena idea que hayas mostrado la cruz, esas cosas les temen a los símbolos divinos de cualquier religión.

Relatos e historias de terror.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora