DOCE.

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El constante goteo del grifo del baño era la única cosa que Camila podía escuchar mientras sus manos temblorosas buscaban dentro de su mochila. Era temprano. Más temprano de lo que la mayoría de la gente llegaba a la escuela. Pero Camila tenía cosas que hacer.

Respiró hondo mientras sacaba su pequeña bolsa de maquillaje de su mochila, deslizando el cierre para abrirla y poniendo una mueca de dolor cuando lo movió su hombro con demasiada rapidez. Su torso palpitaba de dolor y tuvo que mantener el equilibrio contra la pared del baño. No importaba lo mucho que ella quisiera romperse y llorar, sabía que sólo le causaría más dolor.

Respirando hondo, levantó su camisa sobre su cabeza y utilizó su pequeño espejo de mano para inspeccionar los moretones. Camila coloco una pequeña cantidad de maquillaje a las marcas, suavemente tratando de encubrirlas. Esto, básicamente, se había convertido en una rutina matutina para ella.

A medida que sus pensamientos comenzaron a vagar, pensó de nuevo a la vida de antes de la muerte de sus padres. Mala idea. Rápidamente se llevó la mano a la boca para detenerse de echarse a llorar. Dejó su bolsa de maquillaje y con cuidado trató de secarse los ojos para evitar que su delineador y rímel no se corriera.

La pequeña niña saltó cuando oyó el crujido familiar de la puerta del baño. Se quedó paralizada. Conteniendo el aliento, escuchó pequeños pasos entrar al baño.

Lauren tiró su mochila al suelo al lado del lavabo, tomando un paso hacia atrás y arreglando su cabello frente al espejo. Se supondría que sería una visita rápida al baño, pero se detuvo cuando escuchó un pequeño sollozo de uno de los gabinetes.

"¿Hola?"

Camila se congeló cuando oyó la voz rasposa llenando la habitación. Lauren. Por mucho que quería responder, sabía que no debía de molestarla. Contuvo el aliento y trató de permanecer lo más quieta posible.

Lauren bajó un poco la cabeza, sin reconocer de quien eran los converse blancos que se veían bajo la puerta. Quienquiera que fuera, obviamente, no quería compañía. Lauren se mordió el labio y miró a su mochila. En silencio, abrió la bolsa y busco dentro por algunos momentos.

Camila saltó cuando algo se deslizó bajo la puerta. Entrecerró los ojos, dándose cuenta de que era una pequeña barra de granola y un paquete de chicles. Ella se confundió.

"Sé amable contigo mismo," la suave voz de Lauren llenó la habitación. Camila sintió que su corazón caía en su pecho. "Ya casi es verano."

La chica de pelo oscuro se puso de pie al momento que Camila lentamente se agachó para recoger el envoltorio. Escuchó los pasos de Lauren moverse hacia la puerta del baño. Luego la habitación quedó en silencio.

"Por cierto, quieren a todos los de ultimo grado en el gimnasio," Lauren habló una vez más. "No sé si te estas graduando hoy... pero si eres... imaginé que querrías saber," la chica de ojos verdes se aclaró la garganta. "Uh, sí. Espero que te sientas mejor ", balbuceó, maldiciéndose a sí misma por ser tan torpe.

Camila no pudo evitar sonreír. La chica era tan adorable. Si tan sólo hubiera sabido quien estaba dentro de la cabina. Definitivamente ella no habría sido tan agradable.

Una vez que la puerta del baño se cerró, la niña más pequeña abrió lentamente la barra de granola y le dio un mordisco mientras sacaba su toga y birrete de su mochila.

Estudió la tela azul y amarilla, dándole la vuelta en sus manos y suspirando suavemente. Hoy se graduaba. Hoy, todo cambiaba.

Camila presionó sus manos contra la caseta de baño mientras ella prácticamente volvía a la realidad. Tantos sentimientos contradictorios corrían por su cabeza.

Blue ➸ camren [TRADUCCIÓN ESPAÑOL]Where stories live. Discover now