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Byakuya Kuchiki

Anime: Bleach

Mi sonrisa no desaparece de mi rostro a pesar de estar consciente que una enorme pila de papeleo me espera paciente dentro de mi oficina de capitán. "Bendito el día donde acepté la solicitud de ascender" recuerdo decirme cuando por causa de los labores de mi posición no puedo disfrutar si quiera la noche en paz, quedándome dormida innumerables veces encima de las hojas.

Los años no han pasado en vano, mucho a los de mis amigos, que ya tienen sus familias formadas, han logrado la mayoría de sus sueños y, lo más importante, aprendido a separar su labor con su vida personal, yo, en cambio, presento las dos primeras características, pero aspiro a la última.

Lo malo de todo es que mi esposo está igual o más ocupado que yo, más de una vez nos ha tocado discutir porque ninguno está disfrutando la tranquilidad como debe, por estas razones solicitamos permiso para unas vacaciones reponedoras los dos juntos y sí, se nos fue concedido, el verdadero problema ahora son los días anteriores al ya mencionado escape de responsabilidades, porque el trabajo se ha multiplicado.

Aún, después de todo, mi teniente se ha ofrecido voluntariamente, al ver que mi tiempo libre se ha reducido, a completar lo que pueda de mis papeleos.

—Vamos, cariño, rómpele la cara— apoyo mi cuerpo en el pilar que está a mi lado derecho y me cruzo de brazos, viendo directamente como mi hija bloquea cada uno de los veloces golpes que le propina o intenta propinar uno de los últimos egresados a mi escuadrón y que, aunque sea difícil de creer, es demasiado bueno con la Zanpakutō que le fue dada.

—Pero capitana— me habla indignado el tierno chico, frunciendo sus pobladas cejas bajando las comisuras de sus labios, se desconcentra al mirarme, así ese momento es aprovechado por mi niña para golpear a su oponente por las espadas de madera que les di para entrenar.

—Señora Kuchiki, acabo de terminar los informes de usted y míos, pero le he dejado algunos para que firme, son demasiado importantes para ser revisados por mi solamente— se asoma por la puerta corredera mi alta teniente, sus ojos celestes, casi blancos, me examinan, pudiendo percibir en ellos una pizca de pena. Suelto un suspiro cansador y trono mis dedos.

—Está bien— desprendo una pequeña sonrisa cansina— Kai, muchas gracias por estar aquí, pero tienes que regresar a tu posición— le señalo, el pelirrojo asiente violentamente, inclinándose para después saltar por los tejados, desapareciendo de nuestra vista.

—Mamá...— masculla mi bella niña, dejando la espada de madera en el suelo, a sus pies, y dejando caer su largo cabello negro de la coleta.

—¿Quieres quedarte en mi cómodo sillón? —Pregunto, sonriendo mostrando los dientes—ya sabes, es mucho mejor que el que tiene tu papá, además, prometo apresurarme para llegar a la mansión— le guiño el ojo. Esas palabras parecen calar hondo, ya que de inmediato cambia su semblante triste a uno feliz y enérgica. Doy media vuelta y entro a mi oficina con mi hija detrás.

(...)

El traje shinigami que llevo puesto se ondea con cada salto que voy dando sobre los tejados. Mi cabello se despeja totalmente, mostrando mi frente que siempre es ocultada. Mi cuerpo apenas tiene fuerzas para correr, pero me impulsa el hecho que queda poco para conseguir nuestro objetivo, además, no me gustaría sufrir un altercado teniendo a mi hija delante, sería una desagradable vivencia.

—En la escuela Shirio empezó a hablar de los nobles— habla agitada Altair llegando a mi lado, contándome de la chica que siempre le ocasiona problemas. La miro por unos segundos, soltando una risa.

—Debo suponer la magnitud de sus palabras, así que lo importante es: ¿Qué le dijiste? —cuestiono, ya viendo las enormes murallas que protegen la mansión, frondosos árboles de sakura cubren toda la propiedad, idea de nuestra hija.