IV - Eres la persona más fuerte que conozco.

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IV.

— ¿Y? —Kirishima se llevó la botella a los labios y dio un fuerte trago y luego soltó un fuerte Ahhhh.

— ¿Cómo que "Y" imbécil? —Bakugou apretó con fuerza sus dientes, rechinándolos. Kirishima tuvo un ligero escalofrío, pero lo dejó pasar con otro trago de cerveza.

— No entiendo por qué te estás echando la novela encima —dijo. Estiró su mano y le tendió la botella de cerveza, Bakugou lo estiró con fuerza de su mano—, sabes... Uraraka no es el tipo de chica que acumula odio por las personas, ni siquiera debe pensar en ello.

— ¡Lo hace! —respondió casi gritando—, lo sé, me lo dicen mis instintos.

Kirishima soltó una carcajada sonora, después se arrepintió cuando vio el sufrimiento de su amigo. No podía evitarlo, las dosis de alcohol ya estaban teniendo efecto en su sistema nervioso y de vez en cuando se le escapaban cosas que no quería decir.

Y Bakugou estaba igual, con el efecto del alcohol se veía más deprimido que estimulado.

— Bakugou, yo creo que tienes un trauma —Kirishima se acomodó en el sofá de su pequeño departamento y bebió largamente otro sorbo mientras Bakugou se quedó mirándolo esperando a que dijera algo—, sip, un trauma.

— ¿Qué demonios dices? No te pago las bebidas para que te las des de filósofo, solo di lo que tengas que decir, idiota.

— Tranquilo, viejo, yo también puse por las bebidas —exclamó ofendido, con la mano en el pecho en un gesto dramático y en la otra su bebida.

— Ya di lo que ibas a decir —gritó quitándole la botella de las manos, Kirishima se abalanzó sobre él tratando de tomarlo, pero el rubio lo empujaba y no dejaba que lo tomara.

— Yo... Creo... Que...

— ¿QUÉ? —se llevó la botella en la boca mientras esperaba lo que tenía que decir.

— Creo que te has enamorado, tal vez es parte del drama de la vida o puede ser que Uraraka te haya gustado desde antes. Ahora que lo pienso...

Pero no escuchó más, dejó que Kirishima le quitara la botella y mientras él seguía hablando analizaba los hechos mentalmente.

¿Él? ¿Enamorado?

Llevaba comportándose raro desde el incidente, pero no creía que fuera eso. Realmente no se sentía como un tipo enamorado, ¿no se suponía que los enamorados ven todo color de rosa? Su perspectiva de la vida era tan oscura que tendía hacia el negro, tan negro como el puto hoyo donde estaba metido.

Debía ser que el ebrio de Kirishima solamente estaba diciendo disparates.

Fuera o no la cuestión, la idea sola hizo que sus pensamientos se estabilizaran y de repente se sintió totalmente sobrio para su desdicha. Ya no sentía sueño, ni mareo, ni esas ganas de decir estupideces que le asaltaba cuando estaba en pleno estado etílico, además, estaba mucho más lúcido. Tal vez Kirishima era un idiota, pero eso no quería decir que estuviera equivocado.

Y no quiso quedarse con las dudas, por eso se había levantado del sofá en donde estaban bebiendo y después de tirarle un billete a Kirishima empezó a caminar hacia la puerta sin más, el pelirrojo solo se quedó con la boca abierta sin decir nada más.

Finalmente, cuando estuvo en la calle se le ocurrió una estupidez. Vale, tal vez seguía ebrio.

Llamó un taxi y le dio una dirección, la dirección de los Yaoyorozu.

Aflicción [Kacchako]Where stories live. Discover now