Epílogo

11.6K 1K 254
                                    


2 años después

La luz del sol comenzaba a filtrarse por las cortinas y su rayo iluminaba las cálidas sábanas que cubrían su cuerpo. Robert tenía miedo de moverse y despertar a Lía quien dormía plácidamente a su lado con la cabeza reposada sobre su brazo izquierdo, lentamente se fue enderezando hasta que le fue posible ver el rostro de su esposa cuyos mechones de cabello caían por sus rosadas mejillas.

Con delicadeza fue apartando los negros mechones hasta descubrir el rostro y cuello de la joven sólo para depositar un tierno beso; las comisuras de los labios de Lía se ampliaron en una sonrisa al sentir la caricia, formando el característico hoyuelo que enloquecía a Robert cada vez que ésta sonreía; dicho gesto incentivó a éste, quien siguió depositando besos a lo largo del cuello hasta llegar al hombro descubierto su esposa, con su brazo derecho abrazó a Lía para atraerla hacia sí, rozando el prominente vientre de la joven, una tierna patada le respondió al contacto.

-Creo que tiene hambre...- dijo Lía abriendo sus ojos por primera vez.

- ¿El bebé o tú?- preguntó Robert sonriente.

- Los dos- respondió divertida y se volteó para mirar a su esposo a la cara y darle un beso de buenos días.

- Entonces iré por algo de comer- dijo levantándose de la cama de un salto y se colocó con rápidez unos pantalones y una camisa, al terminar de vestirse se inclinó para volver a besar a su esposa en los labios y luego besó el vientre de ésta- ¡regresaré en unos minutos!

Lía se estiró plácidamente en la inmensa cama y aspiró el aroma de las sábanas, siempre encontraba reconfortante el olor de Robert; comenzó a acariciar cariñosamente su vientre mientras miraba distraídamente el dosel de la cama, cada vez se aproximaba más el día en que conocería a su bebé y esperaba con ansias ese momento, aunque como mamá primeriza también tenía miedo.

El tiempo se pasaba volando, sentía que hacía poco estaba diciendo sus votos matrimoniales y ahora iba a comenzar a formar una familia. Los últimos dos años habían sido los mejores de su vida; el primer año de casados Robert la llevó a Italia tal y como había prometido; jamás imaginó como un sólo lugar podía albergar tanta belleza junta, era un país lleno de arte e historia, no se cansó ni un sólo día del viaje y el año se le hizo muy corto; alemania también eran un país hermoso, todos los recuerdos que tenía de ese viaje era perfectos y su esposo le prometió que volverían para celebrar su aniversario número cinco, esta vez querían ir con toda la familia junta.

Al regresar de Italia se encontraron con la noticia de que Kathryne estaba a punto de dar a luz, por lo que apenas tuvieron tiempo de rehacer sus maletas y dirigirse a Bristol. Entre los cuidados al pequeño Ethan y el de los hijos de Mary Thomas, Lía había adquirido bastante experiencia al tratar con niños, ella no quería ser una madre que dejaba el cuidado absoluto de sus hijos a cargo de niñeras, ella quería llenarles de amor, aunque Fanny estaba esperando con ansias al bebé para cuidarlo tanto como había hecho con ella. Lady Higgins también se había instalado en Willow Hall con el fin de estar cerca de Lía cuando el momento llegara y Francis le había prometido ir a visitarla en cuanto naciera su sobrino o sobrina; por otra parte, su padre se mostraba tan indiferente como la última vez que le vio, no hubo ninguna reconciliación de su parte, como era de esperarse, pero tampoco les dañó en ningún sentido, era como si simplemente la diera por muerta.

En esos momentos Robert entró por la puerta con una bandeja llena de comida y la llevó hasta la cama, donde Lía tomó dos magdalenas con entusiasmo.

- ¡¿Cómo conseguiste todo esto tan rápido?!- preguntó con su boca media llena e hincándole otro mordisco a la magdalena.

- Me he topado con Fanny a medio camino quien traía la bandeja lista- respondió sonriente, agradecido por los cuidados de la señora para con su esposa- . Me dijo que se imaginaba que pronto te despertarías por el hambre y que le había pedido a la señora James que te preparara madgalenas para quitarte el antojo que tenías el día de ayer.

El disfraz de una dama ©Where stories live. Discover now