Imagina: Loki siendo "perdonado" por los Vengadores (incluyéndote) y quedándose una temporada en la torre.
“That wink”
Ahí se encontraba él, sentado en un sillón leyendo un libro que tú le habías prestado. Tú te encontrabas con el resto de los Vengadores, todos estaban hablando de Loki y tú a veces le mirabas de reojo, esperando que no escuchara todas aquellas cosas que le estaban diciendo, y entonces él te devolvió la mirada, por lo que tú rápidamente miraste al frente de nuevo.
— Tranquilos, ya es bueno y no volverá a acechar a Midgard— aseguró Thor.
— Bueno, de todas formas no me gusta tener a un Dios de los cuernos en mi torre— dijo Tony, cruzándose de brazos.
— Estoy de acuerdo con Tony, ¿Por qué tenías que traerlo con nosotros?— añadió Steve.
— Para que veáis que ya es bueno y podáis darle otra oportunidad— dijo Thor nuevamente.
Después de eso decidí separarme del grupo de tres e ir donde estaba Nat, soltando un pequeño suspiro. Ella era la única que sabía que yo tenía unos pequeños sentimientos hacia el Dios del engaño, y que estuviera allí durante un tiempo no iba a mejorar nada las cosas.
— Oye, no pasa nada porque te guste, ya has escuchado a Thor, él ya es bueno— dijo Nat tratando de tranquilizarme.
— Lo sé pero antes de eso trato de acabar con la Tierra— dije de forma irónica.
— Yo te recomiendo que te acerques a él, ahora es el mejor momento, parece aburrido— entonces me giré a verle mientras Nat se alejaba, había dejado el libro que le había prestado sobre la mesa y ahora se dedicaba a mirar por los gigantes ventanales del lugar. Hice caso a Nat y me acerqué.
— Hola Loki— dijo con una pequeña y nerviosa sonrisa.
— Hola... ¿_____?— dijo en forma de duda. Yo asentí.
— ¿Te gusta el libro que te he dejado?— pregunté mirando el libro y luego volviendo a dirigir mi mirada al Dios.
— Está interesante, aunque estoy acostumbrado a leer libros de magia y hechicería en Asgard— comentó, girándose a mirarme con sus característicos ojos azules brillantes.
— O- oh, bueno, aquí no tenemos ese tipo de lectura...— dije soltando una risa— Y entonces, ¿Ya eres bueno? ¿No volverás a amenazar a la Tierra?— pregunté con curiosidad.
— Solo ten en cuenta que a ti no te amenazaré— dijo guiñándome un ojo y yendo de nuevo hacia la mesa, cogiendo el libro y marchándose a otro sitio. Los colores en mi rostro no tardaron en aparecer ya que el Dios del engaño me había guiñado un ojo y además me había dicho que a mí nunca más me amenazaría. Vi como Nat se acercó a mí.
— No he visto nada, ¿Qué ha pasado para que estés así?— dijo riendo.
— M- me ha guiñado un ojo...— dije entrecortada y avergonzada.
— Bueno, un paso más cerca de la meta final— dijo con una sonrisa.
— ¡Nat, no tiene gracia!
