Imagina: Entras en el santuario de Nueva York sin saber cual era ese lugar o si alguien habitaba allí, encontrándote con gente muy misteriosa.
“Who are you?”
Entré en una llamativa casa en busca de un pequeño refugio de la lluvia, había perdido el último autobús que iba a mi casa, la cuál estaba al otro lado de la ciudad, así que al ver que la puerta estaba abierta y que no parecía haber nadie decidí entrar, viendo que el interior era muy grande y pintoresco decidí explorarlo, subiendo al segundo piso.
— Vaya...— dije impresionada a ver numerosos y diferentes objetos por todos lados, junto a libros sobre temas mágicos y demás. Además había una gran ventana con un extraño símbolo en ella. Me acerqué, tocando el cristal y mirando a la calle, entonces fue cuando al girarme me di cuenta de que había dejado manchas de mis zapatos por todos lados.— Mierda— maldecía por lo bajo.
— ¿Quién eres?— preguntó una voz varonil, provocando que me asustara y me tropezara, cayendo al suelo y viendo que había un hombre delante mía, llevaba una capa roja y una especie de traje azul con un colgante extravagante, tuve que admitir que aquel hombre me parecía atractivo.
— ¡Siento haber entrado a tu casa! Hacía mucho frío fuera... ¡Limpiaré todo, lo prometo!—dije levantándome y disculpándome repetidas veces.
El hombre negó, chasqueando los dedos y haciendo que todas las huellas se limpiaran.
— ¿C- cómo has...?— dije extrañada.
— Ya puedes irte— dijo fríamente.
— Pero es que fuera hace frío y está lloviendo...— dije un poco avergonzada de tener que rogarle a alguien para que me dejara estar en su casa.
El hombre suspiró, y sentí una sacudida que me hizo tambalearme un poco, de repente estábamos en otro lugar.
— Bien, puedes quedarte hasta que pase el siguiente autobús o deje de llover, a tu derecha está el cuarto de baño, dentro tienes ropa seca— me dijo rápidamente y serio.
— ¿Cómo sabes lo del bus? ¿Por qué estamos aquí de repente?— estaba realmente confundida y por un momento pensé que estaba soñando.
— No estás soñando— dijo, y entonces desapareció de mi vista como si nada, entonces pensé que simplemente me había drogado, pero ignorando aquello decidí meterme en el baño para darme una ducha y ponerme la ropa que me había dado aquel hombre, me quedaba un poco grande pero bien. Salí del baño al terminar y fui de nuevo al lugar de la ventana, encontrándome al hombre sentado en un sillón con una taza de té, otro sillón había a su lado.
— Puedes sentarte— me dijo, a lo que yo asentí sentándome en el otro sillón.— ¿Quieres tomar algo?
— No no, gracias— contesté, aunque la verdad es que un café no me vendría mal. Entonces de la nada un café apareció en mis manos, a lo que me sorprendí.— Está bien... ¿Quién eres? ¿Qué son estos poderes? ¿Me has drogado? Espero que este café no lleve ninguna droga— dije entre riendo y seria.
El hombre rió un poco, algo por lo que se veía realmente adorable.
— Yo también pensé que me habían drogado— dijo, volviendo a su expresión neutral y tomando té— ¿Adorable?— preguntó.
— ¿Adorable?— pregunté de vuelta, confundida.
— ¿Soy adorable cuando me río?— me sonrojé levemente, tomando un sorbo de mi café para disimular, este puede leer la mente cuando sea.— No me llamo "Este", soy doctor Stephen Strange— dijo rodando los ojos. Aquel nombre me sonaba de algo sin duda.
— Espera, eres tú, el cirujano que tuvo un accidente de coche y se arruinó, ¿Qué haces aquí?— pregunté extrañada.— Y todo eso de los poderes... ¿Qué es?
— Entonces, ¿Sabes quién era?— dijo con una pequeña sonrisa. A lo que asentí.
— Tú rechazaste la petición de ayudar a mi abuela... Murió hace unos meses por tu culpa— dije seriamente y frunciendo el ceño, a lo que él se sorprendió, luego cambiando su expresión a una apenada.
— Lo siento...— pude escucharle decir. Unas pocas lágrimas iban a escapar de mis ojos pero entonces algo con un tacto suave me limpió las lágrimas, y al verlo salté en mi asiento.
— ¿¡Una capa que vuela!?— pregunté sorprendida.
— Oh, sí, creo que le gustas— dijo mirando a la capa, y pude ver como esta le miraba a él— capa, no, no lo hag-- ¡Capa!
Antes de darme cuenta estaba envuelta en una especie de abrazo reconfortante de esa capa, la cual me acariciaba la mejilla, lo que me hizo volver a sonreír.
— Aww, es como un perrito— dije acariciando la capa y mirando de nuevo a Strange, viendo como sonreía bastante, entonces de nuevo se me vino a la cabeza que así se veía muy adorable.
— ¿Adorable de nuevo?— dijo aún sonriendo, a lo que me sonrojé de nuevo. ¡No puedes pensar nada al lado de este hombre!
