PELOTA.

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El sonido del despertador inundó la habitación silenciosa de HoSeok, causando que este soltara quejidos mientras giraba en la cama y se aferraba con mayor fuerza a la almohada que solía abrazar. Era uno de esos días donde deseaba ser uno con su preciosa cama, volverse un vegetal y no despertar en siglos.

Todos tenían días como aquel, ¿no?

Aunque el sonido de la alarma volvió a inundar sus oídos. Con molestia y sus ojos semi cerrados, observó la hora; las ocho con cinco minutos.

— ¡Yah, que molesto! — Sus movimientos eran torpes cuando alzó su diestra y golpeó el aparato para apagarlo. Se levantó con lentitud, como si su cuerpo pesara demasiado, quedándose sentado en la cama. — Ojalá pasen algo interesante en la televisión hoy. . . — Habló para sí mismo, algo que acostumbraba hacer.

Luego de llevar a cabo una enorme batalla mental, logró levantarse del todo y darse una ducha. ¡Una buena elección! El agua fría le devolvieron la vida y alegría a ese adormilado ser. Ahora luciendo su sonrisa de hoyuelos, se dispuso a vestirse y preparar el desayuno.

Llegó más tarde de lo habitual a la recepción de su trabajo, y esperaba no hubiesen llegado visitantes en ese periodo de tiempo donde dejó a sus caprichos ganar por sobre su responsabilidad. Observó la hora en un reloj de pared, faltaban quince minutos para las diez de la mañana, vaya que perdió tiempo.

HoSeok recostó su barbilla contra la palma de su mano mientras se entretenía con unas caricaturas en el televisor. Por las mañanas la programación no era de la mejor, pero disfrutaba del humor que esos cartoon infantiles podían proporcionar.

Sin embargo, poco fue su tiempo de entretenimiento. El sonido de la campana en la puerta se hizo presente, causando un pequeño salto asustadizo en el pelinaranja y obligándole apagar el aparato.

— ¡Lost & Found, donde encuentras lo que alguna vez perdiste! ¡Bienve-- — El chico frenó sus palabras al notar quien era quien había entrado al establecimiento. . . curioso en verdad.— YoonGi, vaya, bienvenido de nuevo.

El rostro del menor se notó más que sorprendido y aquellas mejillas coloreándose un poco. Esos orbes negros que tanto llamaban la atención de HoSeok se llenaron de brillo y vida.

— Hola, HoSeok. . .

— ¿Vienes de nuevo por el lápiz? ¡Oh, espera!— Siquiera permitió que el peliblanco contestara, el mayor corrió a la habitación trasera para tomar el cuaderno donde, el día anterior, anotó los datos del visitante de sonrisa similar a la de un gatito. — En fin, ¿el lápiz? — Continuó, una vez estuvo en la recepción.

El menor negó con lentitud mientras mordía con suavidad su labio inferior. Sí que era tímido, reservado en ocasiones ¿serio?, además se veía tierno por si solo, todo lo contrario en contraste con la extroversión de HoSeok.

YoonGi le entregó una nueva fotografía al mayor, se trataba de una pelota de baloncesto común y corriente, aunque tenía manchas cafés por todo el forro, claramente siendo de lodo. El mayor asintió y buscó su fiel bolígrafo de Sailor Moon para anotar los datos respectivos; ya conocía el nombre del menor, su edad y ocupación. La hora de visita fue la misma, 10:00 am, y luego colocó la fotografía en el lugar indicado.

— ¡Encontraremos esa sucia pelota!

El mayor aún sentía cierto desconcierto por no haber sido capaz de encontrar el objeto del día anterior. Estaba comprometido a encontrar ese balón como si su vida dependiera de ello.

Tomando la llave, ambos se dirigieron al ascensor dispuestos a ir al nivel de "Deportes de balón".

— Lamento no haber encontrado tu lápiz ayer. . . Yo, ¡esto jamás había pasado!

Una pequeña sonrisa se dibujó en los labios del peliblanco.

— No te preocupes, HoSeok.

— ¡Pero-- — Sus palabras fueron acalladas por el sonido de la campanita indicando que habían llegado al nivel deseado. Las puertas abrieron dejando ver una habitación completamente diferente a la del día anterior. Esa asemejaba el exterior, con un cielo iluminado y azul, adornado de esponjosas nubes y el suelo de concreto, montones de pelotas se divisaban, además de otras cosas relacionadas con distintos deportes que involucraban balones.

YoonGi se mostró un tanto impresionado por la iluminación del lugar, parecía entrar en un mundo nuevo, siquiera se sentía que ello fuese una habitación. Era como estar al aire libre en un parque.

HoSeok corrió lleno de ánimo a tomar el primer balón de baloncesto que se cruzó en su camino, haciendo unos pocos trucos en entretenimiento al menor, quien rió con levedad.

— ¿Un partido, Yoonie?

— Me parece una idea genial.

— ¡Quien enceste cinco goles, gana!

Ese comportamiento era común, al menos para el pelinaranja de sonrisa de hoyuelos. Solía hacer algo más que simplemente buscar a las habitaciones que se dirigía, quería hacer sentir cómodos a los visitantes y entablar algún tipo de relación con ellos.

Solo así no se sentiría tan solitario y apartado de la vida humana común y corriente.

Entre risas escandalosas, ambos jugaron a ese pequeño partido sin sentido. Yoongi era bueno en verdad, HoSeok se veía obligado a abrazarle por la espalda para inmovilizarlo y robarle el balón, pese a que YoonGi era un poco más débil e bajo que HoSeok además sumando sus trampas, pero al final el peliblanco terminó ganando.

— Eres pésimo.

— ¡Yah! Es trampa. No sabía que fueses un profesional en baloncesto.

— No lo soy, Hobi. ¡Tú eres muy malo jugando! — El menor rió debido al fingido rostro indignado del mayor, soltando luego entre risas:— Hasta JungKook es mejor que tú. . .

— ¿Ah, JungKook?

YoonGi pestañeó, no había notado que aquel comentario se le escapó.

— Un amigo. — Comentó, con cierto aire melancólico y de tristeza. HoSeok ladeó su cabeza, sin entender el cambio abrupto de humor.

— Vamos, vamos, tu objeto perdido no se encontrará solo.

HoSeok quería animarle de vuelta, por lo que tomó del brazo al menor para obligarle a correr en dirección a la enorme montaña de pelotas, diferentes tamaños y colores se podían divisar. Ambos se dispusieron a buscar, obviamente el pelinaranja con mayor energía y entusiasmo que YoonGi.

Una hora transcurrió, y el objeto no aparecía en ningún sitio. Una vez más, atormentaba la consciencia de HoSeok. ¿¡Ahora serían dos objetos sin haber encontrado!? Su respiración se agitó, y YoonGi pudo notarlo con facilidad.

La diestra del peliblanco se posó sobre su hombro, dedicándole al mayor una sonrisa tierna y despreocupada. Una sonrisa de gatito bebé, como la clasificaría HoSeok.

— No te preocupes por esa sucia pelota. Debo irme ya.

— S-Sí. . .

Tal y como pasó ayer, el menor se despidió con un ademán en su mano y el silencio reinó segundos después en la recepción.

Una vez más, HoSeok fue invadido con ansiedad por no ser capaz de cumplir su trabajo.

Lost And Found | HOPEGA. Where stories live. Discover now