LO QUE PERDÍ.

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Despertó en la recepción, su respiración estaba agitada y pesada, sus pulmones no siendo satisfechos por la irregularidad en el oxígeno. Sus orbes, ligeramente desorbitados, se paseaban por toda la habitación, hasta que se detuvieron de golpe al ver al chico peliblanco observándole desde una esquina.

— ¿Yoon-

— Recuérdame.

— ¿Qué. . .?

— Recuérdame.

El rostro de HoSeok no denotaba más que confusión y frustración. No podía comprender esa petición. ¿Recordarlo? ¿Acaso le conocía antes de el primer día que entro a Lost & Found?

El mayor cerró sus ojos, inhalando y dando a sus pulmones un poco de alivio. Al exhalar, abrió sus ojos, solamente para notar que el peliblanco había desaparecido. Exaltado, HoSeok se levantó del suelo y corrió hasta el mostrador, en busca de la bitácora. Se llevó una enorme sorpresa cuando las fotografías se encontraban en blanco, cada una de ellas.

— ¿Qué mierda? — HoSeok empezaba a sentirse más que agobiado, creía que estaba perdiendo la cordura. Pasaba las hojas del cuaderno con rapidez, hasta que se topó con la última entrada registrada de YoonGi.

La fotografía de la sortija era la única que no se encontraba en blanco. Sin embargo, ahora era diferente. En ella se podía ver a un chico peliblanco luciendo la sonrisa más alegre antes vista, alzando su mano y esperando que un anillo fuese colocado en su dedo.

Los ojos de HoSeok se abrieron de par en par al ver la persona que sostenía la sortija: se trataba de él.

Las palabras de YoonGi sonaron en su cabeza, como le había pedido que recordase, que necesitaba a su esposo de vuelta.

Las manos del pelinaranja se volvieron temblorosas, dejando caer al suelo el cuaderno. Segundos después, sintiendo su cuerpo pesado cual piedra, cayó de rodillas, sintiendo su cabeza a punto de explotar por él dolor.

Gritó. Con tanta fuerza que las venas en su cuello y frente se resaltaban. Ambas manos se colocaron en su rostro, cubriéndolo. No sabía que hacer, se sentía la persona más perdida y destrozada de un momento a otro.

¡Recuérdame! — La voz de YoonGi giraba en sus pensamientos, torturándole. — Regresa a mí.

HoSeok alzó su mirada, y sus ojos no pudieron evitar llenarse de cristalinas lágrimas. La recepción había desaparecido, ahora se encontraba en un ambiente completamente blanco, que parecía no tener inicio ni fin. Frente a él se veían las fotografías, mostrando en ellas una especie de película.

— Mis. . . mis recuerdos. — HoSeok empezaba a entender. Con pesadez se acercó a la primera foto, la del lápiz. Se veían a dos niños, uno de ellos entregando un lápiz amarillo al otro mientras ambos sonreían. — El día que nos conocimos. . .

A pesar que su cabeza dolía como el mismísimo infierno, todo eso que perdió volvía a él, y se sentía aliviado. Las lágrimas ahora adornaban su rostro, y una leve sonrisa se iba dibujando conforme caminaba observando cada una de las fotografías.

— Nuestros días en el colegio, en la universidad, nuestro primer beso, nuestra boda, nuestro cachorrito. . . — Su mirada terminó en una fotografía en particular, aquella destinada al auto. Ese llanto que denotaba felicidad se transformó a uno lleno de dolor. Lo único que podía verse era a HoSeok conduciendo, a su lado se encontraba YoonGi. Ambos sonreían, iban de camino a celebrar su aniversario, hasta que la luz de otro automóvil le cegó. — ¿Qué. . .?

El cuerpo del pelinaranja empezaba a sentirse débil, otra vez el dolor en su cabeza era tan fuerte que sentía desmayar. Cayó al suelo, gritando con todas sus fuerzas y sin parar siquiera un segundo, colocándose en posición fetal y ocultando su rostro completo, además de cerrar sus ojos con fuerza.

— ¡Señor Jung, calma! — Pudo escuchar una voz femenina, sin embargo los gritos de HoSeok no se detenían en absoluto, su cuerpo estaba reaccionando de una manera tan destructiva que llegó incluso a enterrar sus uñas contra su propia piel. — ¡Traigan ayuda!

Y fue al momento que sintió tacto sobre su piel, que regresó de su trance. Su desorbitada mirada se paseó por el lugar, un espacio de paredes beige, una ventana con cortinas blancas, una camilla en el medio de la habitación y muchos aparatos extraños. Sus orbes se encontraron luego con una mujer y un par de hombres en ropas celestes, sosteniéndole.

— ¿D-Dónde estoy?

— Dios. . . es un alivio que se calmara. — La señorita dio la orden que le dejaran en la camilla, HoSeok permanecía asustado y confuso. — ¿Qué ha pasado para que actuaras así, Hobi?

— ¿Estoy en un hospital?

— No, HoSeok, no soy un cliente. — La mujer estaba tan acostumbrada a decir ello, que siquiera analizó las palabras del pelinaranja hasta segundos después. Ella abrió sus ojos en completa sorpresa. — Espera, ¿reconoces que estás en un hospital? — El pelinaranja asintió, leve. — D-Dios. . .

— ¿Por qué estoy aquí? ¿Dónde está YoonGi?

— Al fin recuperaste tu memoria. — La mujer se sentó al lado del chico en la camilla. Debía ser cuidadosa y no causar más conmoción a la mente del pelinaranja. — HoSeok tú sufriste un terrible accidente hace un año.

— ¿Qué ocurrió? — La voz del chico sonaba quebrada, quería llorar de nuevo. Ahora todo cobraba sentido para él.

— Un conductor borracho colisionó contra tu auto. YoonGi sufrió el mínimo daño, pero tú no. . . pasaste cinco meses en coma y seis meses en un estado de amnesia y delirio debido al trauma del accidente. Tu cerebro sufrió muchísimo daño.

HoSeok sollozó, de nuevo. La mujer se apresuró a abrazarle, durante todo ese tiempo ella había cuidado de él, aguantando ese mundo imaginario que el pelinaranja había creado. Cada vez que entraba a la habitación, el chico creía que se trataba de un nuevo cliente.

— YoonGi te visitó cada día sin falta. — Ahora comprendía la razón que el menor llegaba y se iba a horas exactas, era el horario de visita del hospital. — Sabíamos que pronto te recuperarías, luego de muchísimos meses, lograste recordar a YoonGi como un "cliente" habitual en Lost & Found.

— ¿ A-Antes de eso no le recordaba en absoluto?

La enfermera negó con su cabeza, haciendo al pelinaranja sentirse de lo peor.

— Lo necesito.

— Lo llamaré. Debe enterarse de las buenas noticias. Además, necesitamos hacerte exámenes y verificar que todo esté bien.

HoSeok observó como la mujer salía de su habitación. Tener sus recuerdos de vuelta le resultaba agobiante y hermoso al mismo tiempo.

Una melancólica sonrisa se dibujó en su rostro. Necesitaba al amor de su vida a su lado, y pronto lo tendría.

Lost And Found | HOPEGA. Where stories live. Discover now