LEVEL─02.

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  — Sí, hace bastante frío también —respondí, desanimada. Yeonbi podía ser cansina si se lo proponía, y me lo había dejado claro desde hace más de cinco años, pero a veces se sentía como si fuera la primera vez. Como hoy.


— ¿Y las personas, salen igualmente o se encierran en sus casas?

— Yeon-ah, estamos a sólo veinte kilómetros, ¿está bien? No es el otro lado del mundo, no está fuera de la tierra. Sigo estando en el país.

— Sí, lo entiendo, pero nunca he ido y realmente estoy curiosa. ¿Tienen alguna costumbre rara allá?

— No, Yeon, no —repetí la negativa, ahogando un suspiro sonoro. Arrastré mi cabello hacia la parte trasera de mi cabeza, pero los mechones frontales volvieron igualmente—. ¿Cómo están tu madre y tu hermana?

— Están bien, ¿el aire huele diferente? —habló con rapidez.

— Juro que si vuelves a preguntar algo más sobre Seúl, voy a colgar y más nunca sabrás sobre mí.

Escuché su risa, y aunque siempre me había parecido tierna y contagiosa, sólo resoplé. Kim YeonBi era mi mejor amiga y la apreciaba mucho, muchísimo, pero había ocasiones en las que tenía la curiosidad de un niño, y realmente no podía soportarlo, ni aunque lo intentara. Mucho menos ahora.

Estábamos a finales de febrero y por el momento ya había comenzado con el otro trabajo a medio tiempo que tampoco tenía mucha novedad. Era repartidora, me correspondía hacer entregas a las personas que solicitaran el delivery del restaurante que haya contactado a la empresa en la que trabajaba o incluso algunos sitios de correspondencia y paquetes acuden a nosotros, sin embargo, en su mayoría eran los mismos receptores los que llamaban para que les lleváramos lo que necesitaban y no podían recoger por sí mismos a causa de diversas razones.

Aunque me hubiera gustado usar algo más práctico como un auto o un camión de carga (que de práctico no tenía nada porque probablemente era difícil manejarlo, pero era mucho más cómodo), incluso una moto aunque les tuviera cierto tipo de pavor por desconocimiento, lo que ocupaba era una bicicleta. Me la pasaba pedaleando toda la tarde, con el trasero acalambrado de estar sentada en aquel incómodo asiento por tanto tiempo e incluso soportando el frío que había en el exterior. Hacer ejercicio ayudaba a mantenerme caliente, pero eso no quitaba que sentía la temperatura, actualmente a un grado centígrado, y tener que aguantarlo. Sólo era pura suerte que no hubiese llovido durante mi horario laboral (aunque me compadecía por aquellos que habían tenido que soportarlo), porque sería capaz de rendirme en todo.

Si alguna vez me dejaban cambiar de transporte, estoy segura que mi despedida con aquella odiosa bicicleta iba a componerse de destruir los neumáticos y todo cuanto pudiera. La odiaba. Incluso era de color verde moco, espantoso. Y no tenía nada contra los mocos, de chiquita me los comía con mucho gusto, pero cuando estás paseando de un lado a otro toda la tarde con la misma bicicleta horrible, aprendes a detestar un color feo.

Aún así, sólo podía darme el lujo de fantasear con la muerte de mi bicicleta porque no había manera en el mundo de que fuera a hacer un cambio pronto.

Me encontraba en una cafetería con motivos navideños como decoración antes de mi horario laboral mientras conversaba por una extensa llamada telefónica con Yeonbi mientras comía un pastel caliente y café mezclado con leche. De vez en cuando mi mirada se perdía en la gente que entraba y salía, la gente en la fila para pagar o la que estaba sentada en las mesas de mi alrededor, pero no más allá de eso, no les había prestado mucha atención. Había visto un par de chicas, que deberían estar en el instituto a esa hora, bromear y chismosear sobre alguna estupidez; un niño berrinchudo quejarse con su madre, que parecía estar soltera; varios asociales en las mesas junto a la ventana leyendo algún clásico o cliché e incluso pasó un chico raro leyendo algún manga sin nombre mientras sonreía como niño con dulces. Nada especial.

❝BERMUDA TRIANGLE❞ »bts; jimin + jungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora