ERICK Y ONEIDA

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El padre de Oneida fingió  que nada había pasado, por otro lado debíamos lanzar la señal  de humo pero Oneida y yo  sabíamos que si la bruja  no sabía nada acerca del plan podríamos atacarla  y nos evitaríamos pelear  y arriesgarnos, el problema  era  el como le haríamos para que Luna y Antwan supieran que no lanzaríamos la señal.

Yo permanecería  encerrado hasta que Oneida me dijera que hacer; odiaba que una maldita mujer me diera ordenes, pero ella...  ella solo con mirarme  a los ojos me tenía a sus pies  y nada tenía que ver el echo de que fuera la princesa del Dorado; era solo su esencia, su piel... en fin; todo de ella me pedía hacerla mía. Después de estar unas horas sentado en el túnel Oneida llegó tan emocionada que no la reconocía.

—¡Erick  mi padre me dijo que conoce a alguien que puede competir con el poder de esa bruja! es una bruja muy conocida por la zona... ¿Cual era su nombre?... ¿Anara Deja vu?...  ¿Amara? De...

—¿Anastasia Deveró? a complete al verla parlotear tan curiosa.

—¡Si es ella! ¿La conoces?

—Si — dije suspirando— ella es la madre de Sol; Sol Deveró, tenemos que avisarle a Antwan que no lanzaremos la maldita señal Oneida, tal vez sea necesario que yo regrese por el túnel y les explique.

—¿Estas loco? ¡no puedes hacer eso! si pasa algo al único que tengo conmigo eres tu, por favor Erick te necesito conmigo. —Yo sabía que ella lo decía por que estaba aterrada por la situación, pero aun así me hizo sentir que podría protegerla.

—Tienes que calmarte, mientras yo este aquí no dejaré que esa maldita de Lidia les haga algo, aun que también podrías simplemente caminar hasta la entrada al otro túnel y avisarles.

—¡Es cierto pero que tonta soy! !Erick! ellos están en el túnel de mi tienda! les contare todo enseguida, por favor no salgas ¿bien? — Me rogó tierna mientras se alejaba.

—¡Espera Oneida! — Grité y ella regresó impaciente

—¡Erick! no hay tiempo

—Por favor, llévame contigo; me disfrazare de alguien de tu tribu solo dame ropa — Y sin esperar su consentimiento tomé una capucha de su padre y ella me puso una mascada en la cara para no ser reconocido.

—¿De que sirve que te tape la boca si todos te pueden reconocer fácilmente por tus ojos raros? — era extraño el estar platicando de una forma normal con la verdadera Oneida, sin golpes ni insultos, solo una charla normal. — ¿puedes dejar de mirarme así pirata?

—¿Así como? — Y entonces recorrí mi mirada desde sus bien pronunciadas curvas hasta sus hermosos y marcados... pómulos.

—Así como si yo fuera tu cena; listo vamos.

—Pronto lo serás, no comas ansias.

—Ya quisieras Erick, recuerda no hablar por ninguna circunstancia, ¡Ni una palabra! un error y estamos muertos!

—Ya  entendí alteza, no soy estúpido —Y guardando silencio ella me barrió con la mirada y guiñándome un ojo me dijo...

—Así me gusta. —Caminando me dio golpesitos en la cabeza —¡buen chico! —Se burló y al ver la furia en mi mirada caminó mas rápido.

—Por mas que corras no podrás huir cobarde, nadie huye de mi.

—¿Que parte de "no hables" no entendiste pirata? — suspirando la miré y continuamos caminando por la plaza principal de la tribu Guatavita, sus plazas eran enormes, tenían mucho comercio y demasiado color en el ambiente. —lo sé es muy hermoso, mi padre y mi madre que en paz descanse supieron como prosperar la tribu; ven es por aquí.

Oneida me llevó por un campo lleno de girasoles y en medio de todos ellos un hermoso camino hecho de mármol, se podía saborear el aire casi tan tibio como ella.

—Supongo que aquí si puedes hablar.

—No creo que las flores escuchen, ¿por que tantos girasoles?

—Sabía que preguntarías, cuando la gente de mi tribu se enteró de que mi padre tendría a una heredera quisieron hacerme una cálida ofrenda de bienvenida, cada persona plantó una semilla de girasol al rededor del camino hacia mis futuros aposentos;...

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—Sabía que preguntarías, cuando la gente de mi tribu se enteró de que mi padre tendría a una heredera quisieron hacerme una cálida ofrenda de bienvenida, cada persona plantó una semilla de girasol al rededor del camino hacia mis futuros aposentos; y hasta la fecha siguen aquí recordándome que mi gente me es fiel y me venera como princesa, por eso no puedo dejar que esa bruja haga sus malditos planes, ahora si... no hables.

—¡Bienvenida alteza! ¿Quien la acompaña? — preguntó curioso el guardia de su tienda.

—Gracias Altir, él es mi nuevo maestro de culturas antiguas, mi padre ya esta informado de esto; tomate un descanso ¿bien?

—Si, gracias alteza.

—Pasa, y no hagas ruido, ¡Déjenos! — dio la orden a sus mucamas y todos salieron de inmediato. —Listo ya puedes hablar —Su habitación  era una copia exacta de la personalidad de Oneida, todo olía a ella, su cama estaba cubierta por finas sedas y velas sobre una pequeña tina de baño que le habían preparado sus sirvientes. — justo de tras de este librero esta el túnel.

Pero al abrirlo estaba vació no había rastros de Luna y Antwan, solo había una pequeña nota:

Pero al abrirlo estaba vació no había rastros de Luna y Antwan, solo había una pequeña nota:

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