Link se pasó la noche soñando con que intercambiaba el "Vale por un beso de verdad" de mil maneras con Zelda, así que empezó el día con una ducha fría de quince minutos. Después fue a la cocina, donde Zelda estaba preparando el desayuno.
—Buenos días, ¿tienes resaca? —le preguntó ella, mientras removía la sartén con huevos revueltos.
—Ni una pizca.
—Pues toma, he preparado esto para ti —sonrió, sirviéndole un plato.
Él estaba tan hambriento que empezó a engullir sin tener la cortesía de darle las gracias.
—Grrwacias —masculló, con la boca llena.
Zelda se sentó frente a él, café en mano, en la mesa pequeña de la cocina. A menudo comían y desayunaban allí.
—De nada. Anoche fue un poco raro, ¿no?
—Uhm? —arqueó una ceja y se sirvió una enorme rebanada de pan.
—Sí, con lo de que no me dieras el regalo y eso... igual me despedí con brusquedad de ti, no era mi intención.
Link dejó caer el tenedor en el plato para detenerse a mirarla. Ella no era capaz de mantener el contacto visual, centraba su atención en el fondo de su taza de café.
—No te lo di anoche, pero tengo intención de dártelo otro día. Espero que no te importe.
—No me importa siempre que no se te olvide. Es algo pendiente entre tú y yo —ella levantó la vista para mirarlo y el corazón le dio un vuelco. ¿Estaban hablando del vale o del regalo?
—Créeme si te digo que es imposible que se me olvide. No puede quedar ninguna cuenta pendiente entre tú y yo, ya sabes.
—Perfecto, yo tampoco quiero cuentas pendientes —sonrió ella y dio un diminuto sorbo a su café.
Link pensó que si aquello no era un flirteo evidente entonces no sabía absolutamente nada de chicas.
—Link —dijo, cambiando por completo de tono y expresión —necesito pedirte un favor muy grande.
—Claro, lo que quieras.
—No quería verme obligada a hacerlo, pero, tú eres mi amigo. Eres mi mejor amigo.
—¿Lo soy?
—Por supuesto que lo eres, idiota —sonrió.
—Y tú eres mi mejor amiga y por tanto haré todo lo que pueda para ayudarte, así que no te sientas obligada a nada porque lo haré de todas maneras.
Zelda suspiró y se tomó unos segundos antes de hablar.
—Mi padre me llamó esta mañana, temprano. Se ha acordado de que es mi cumpleaños y dice que quiere verme. Pero... no nos hemos visto desde que me marché de casa. No sé nada de él desde que me marché de casa. Hace casi tres años de eso, ¿sabes? No ha sido fácil todo este tiempo. Y ahora... no sé lo que quiero ahora. ¿Qué significa esto? ¿Por qué quiere saber de mí?
—Tal vez ha querido saber de ti antes y no se ha atrevido por temor a tu reacción —razonó él.
—No lo entiendes. Con padre todo es difícil. Tú tienes a Ralek y a la abuela, son tan buenos que es difícil de entender.
—A veces también discuto con papá, y Nana se pasa el día regañándome... no siempre es perfecto.
—Yo... no soy así, siempre lo he hecho todo por mí misma, yo sola. Sé que puedo hacerlo sola, no necesito a nadie más. Pero ahora tengo un poco miedo, miedo de volver a decepcionarme y-

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Teofanía
FanfictionAunque todos empiezan a creer que está loca, Zelda no puede evitar tener esas pesadillas: la mujer de blanco, la máscara de Majora, el apocalipsis en un lugar desconocido... Ni siquiera Link termina de creerla, pero sabe que algo extraño va a pasar...