Link preparó una mochila de acampada con todo aquello que el viejo Marlek le dijo que podría necesitar.
Llevaba una tienda de campaña ligera, para una persona. Había comprado comida enlatada y barras de cereales, aunque Link esperaba que aquello solo fuese para una emergencia, una vez en el otro mundo podría abastecerse de comida caliente con normalidad. Saco de dormir, linterna y varias botellas para el agua.
—No llenes las botellas en cualquier sitio, muchacho. El agua podría estar ponzoñosa o envenenada. Asegúrate que se trata de un arroyo transparente y con buena corriente —le advirtió Marlek.
—¿Algún consejo más? ¿Qué puede decirme usted de ese mundo?
—Podría estar años dándote consejos —dijo Marlek, que acababa de llenar su pipa —creo que lo mejor es que te adaptes por ti mismo... ahhh, es una pena que no pueda ir contigo.
—Nadie le impide a usted venir —dijo Link.
—Soy demasiado viejo. —Marlek encendió la pipa, llenando la sala de estar del apartamento de Link con el olor del tabaco.
Link continuó con su equipaje. Llevaba una cuerda de escalada, mosquetones, pilas y una lámpara de un tamaño algo mayor. También se hizo con una brújula y con un pequeño botiquín de primeros auxilios.
—No te fíes de nadie —prosiguió Marlek —de nadie. No sabemos cuál puede ser el estado político de ese mundo... lo lógico sería pensar que está gobernado por la familia real de Hyrule, pero nunca se sabe.
—Zelda estaba interesada en los sheikah, tal vez-
—No te fíes de ellos. Si descubren que eres de este mundo, cosa que no creo que tarden demasiado en hacer, podrías tener graves problemas. Las diosas no lo quieran... pero ese mundo podría estar asolado por la oscuridad. Podría haber monstruos y servidores del Señor Oscuro Ganon infestando los caminos.
—¿Qué puedo hacer yo contra un monstruo o contra un Señor Oscuro? Y lo peor, ¿qué puede hacer Zelda contra eso? No resulta usted de mucha ayuda siendo tan agorero —protestó Link.
—Hay pocas cosas que un joven delicado y enclenque como tú pueda hacer —dijo Marlek, expulsando dos chorros de humo por la nariz —si eres listo huirás y te esconderás.
—Esto es una maldita locura —suspiró Link, con cierto desánimo.
—No desistas ahora. Recuerda que tu misión es muy simple: entrar, encontrar a esa niña, volver con ella. Róbatela como un auténtico caballero y no te desvíes de ese camino.
—Lo dice usted como si Zelda llevase consigo una señal luminosa que me permitiese dar con ella. No tengo la más mínima idea de cómo empezar a buscarla.
—Eso será lo más complicado de esta misión... no he hallado nada sobre la esposa del señor Bosphoramus. Tal vez él sepa algo importante y nos lo está ocultando... lo interrogaré a fondo cuando nos encontremos con él.
—Hessel... —dijo Link, deteniéndose para mirar al viejo —¿puedo llamarle Hessel?
—Señor Marlek está mucho mejor.
—Señor Marlek, le pediría que cuando veamos al señor Bosphoramus no sea usted tan... tan... ya sabe. Tan usted. Lo de los monstruos y la oscuridad y todo eso. El señor Bosphoramus ha perdido a Zelda y a su mujer y no creo que le haga mucha gracia que usted empiece con sus teorías conspiranoicas sobre el fin del mundo.
—¿Crees que no tengo tacto? ¿Crees que no sé cómo tratar a ese millonario estirado?
—No, no es eso —suspiró Link —en fin. Usted mismo. Aunque puede que si usted no habla demasiado y deja la pipa por un instante, las cosas vayan mejor.

YOU ARE READING
Teofanía
FanfictionAunque todos empiezan a creer que está loca, Zelda no puede evitar tener esas pesadillas: la mujer de blanco, la máscara de Majora, el apocalipsis en un lugar desconocido... Ni siquiera Link termina de creerla, pero sabe que algo extraño va a pasar...