Capítulo 34.

2.3K 97 12
                                    

|Narra Justin|

El sol de sábado por la mañana ha decidido iluminar la ciudad, y a la vez, pegar con fuerza contra la parte superior de mi cabeza. No hace calor, ni una sola pizca, tiraría más hacia un frío polar mezclado con unos cuantos vacilantes, pero benditos, rayos de sol que por lo menos calientan a la gente que ha decidido salir, haciendo que no se congelen en medio de la calle. 

Hay unos cinco grados aproximadamente, algo extraño en esta ciudad, ya que estamos en pleno noviembre. Este año, el frío, ha decidido venir a visitarnos antes que ningún otro. 

Miro a mi alrededor repetidas veces mientras introduzco mi mano derecha en el interior del bolsillo de mi abrigo carhartt, para resguardarla, y doy una calada al cigarrillo que sostengo entre los dedos de la izquierda. Expulso el humo, acompañado de un poco de vaho y alguna que otra preocupación, de esas que rondan por mi cabeza todos los días. 

Observo a Ryan que está apoyado sobre un lateral de mi coche, al igual que yo, y se coloca desquiciado el gorro que lleva puesto en la cabeza intentando taparse las orejas que tiene teñidas de un leve color rojo tomate, después, mete sus manos en los bolsillos de su abrigo similar al mío y suspira.

-¿Estás listo?-Le pregunto al notar su inquietud mientras tiro el cigarrillo al suelo.

-Sí.-Responde temblando, y no exactamente porque esté poco abrigado.

-No, no lo estás.

Pisoteo el cigarro apagándolo contra el asfalto mientras una sonrisa burlona se escapa de mis labios al notar su desesperación.

-Cállate y llama.-Me fulmina con la mirada.

Devuelvo mi vista a él, aunque yo le miro con más alegría y menos tensión. 

-A la orden, mi sargento.-Termino, aún sonriente.

Mi amigo niega con la cabeza y sigue todos y cada uno de mis movimientos. Saco el móvil de uno de mis bolsillos y selecciono el contacto al que quiero llamar, lo pongo en mi oreja y, mientras espero a que cojan la llamada, saco otro cigarrillo del paquete, que me mira con ojitos y me susurra que le coja. 

Prendo el arma color blanco, especialista en matar personas, que sujeto entre mis labios y miro a Ryan. 

-¿Estás seguro que...?-Pregunto al notar que nadie coge el teléfono.

-Sí, me lo dijo anoche.-Me corta impaciente.

Asiento y le doy una calada a mi vicio número dos disfrutando de sus placeres contaminados por veneno.

-¿Si?-Su dulce voz me hace estremecer y esbozar una sonrisa.

-Nena.-Digo en un suspiro, justo después de expulsar el humo.

-Hola cariño, ¿cómo estás?

-Ahora que estoy hablando contigo, estupendamente. ¿Y tú?

-Igual, incluso un poquito más.-Sonrío.-He pensado que esta tarde podríamos ir...

-Hey, hey, espera.-La corto.-¿Estás con Amanda?

-Sí, ¿por qué? Hemos dormido juntas.-Responde con una pizca de decepción.

Al parecer Ryan estaba en lo cierto. 

-¿Podéis bajar? Estamos Ryan y yo aquí.

-Mmm, espera.

Escucho un sonido que supongo que es su mano tapando el altavoz del teléfono y unas voces susurrando entre ellas por detrás, no consigo entender muy bien lo que dicen, pero aún así, imagino que estarán discutiendo sobre si bajar o no.

Enséñame a quererte. {Justin Bieber y tú}Where stories live. Discover now