48.- Pendientes.

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Dino abrió lentamente sus ojos, sintiéndose un poco adolorido. No sabía dónde estaba, y su cuerpo humano era raro de ver, pensaba que seguramente estaba tan débil que su cuerpo había regresado a ser el de un humano. Escuchó algunos ruidos fuera de la blanca habitación, miró alrededor, no había nada más que una cama y una mesita de noche. Se notaba que era de día, pero la blanca cortina no dejaba pasar toda la luz.

Quitó la sábana de su cuerpo y se levantó de golpe, su vista se nublo, viendo todo negro seguido de pequeños destellos, su cabeza dolía. Parpadeó algunas veces hasta que su vista regresó a la normalidad y pudo levantarse. Caminó hasta la ventana, abriendo la cortina para ver que había fuera.

Un blanco edificio con demasiadas ventanas similares a la suya, algunas abiertas, otras cerradas y algunas eran tapadas por cortinas blancas en el interior. Un jardín extenso en la parte de abajo, árboles verdes y frondosos, no había nadie allí afuera, era extraño el silencio que había en el lugar.

Un par de golpes en la puerta principal lo hicieron salir de sus pensamientos. Una joven vestida de blanco, con una carpeta llena de papeles entró en la habitación.

— Veo que ya despertó, ¿cómo se siente?

— ¿Dónde estoy?

— ¿No recuerda nada?

Dino sólo negó con la cabeza.

— ¿Qué es lo último que recuerda? Es importante que me diga para que pueda informarle al doctor.

Dudó un poco en contestar— un campo de flores.

— Bien— escribió algo en uno de los papeles— ¿recuerda su nombre? ¿puede decírmelo?

— Lee Chan.

Nuevamente la vio escribiendo — ¿qué fecha nació?

— 11 de febrero del año 999.

— ¡Oh!— parecía muy asombrada— de acuerdo, le informaré al doctor.

— No respondió mi pregunta, ¿dónde estoy? ¿Qué año es?

— Está en un hospital de Corea del Sur, en el año 2018—contestó con cautela.

Dino asintió y regresó a la cama, ¿cuánto tiempo llevaba inconsciente? Al menos sabía que no había pasado un año desde la última vez. No sabía con exactitud, porqué no le dijo a la joven enfermera que lo último que recordaba era ser arrastrado hacía un remolino creado por su enemigo, dejándolo inconsciente, claro, no iba a creerle.

Algunas horas pasaron, sólo podía quedarse en cama y pensar en demasiadas cosas, sobre lo que habrá pasado después de quedar desmayado, en S.Coups y por qué una vez más lo dejo con vida, no podía entender que pasaba. Alguien tocó la puerta, miró hacia la puerta sin decir nada y vio una cabeza asomándose por la puerta.

— ¡Hey Dino! ¿C-Cómo estás?— preguntó nervioso.

— ¿Qué haces aquí S.Coups?— giró su cabeza para evitar mirarlo.

— Y-yo... Bueno, nosotros...

— ¡Hey Dino!— entró gritando Hoshi empujando a S.Coups.

En cuestión de segundos la habitación se llenó de personas, diez para ser exactos, todos haciendo ruido y tratando de animar a Dino.

— ¿Qué demonios hacen aquí? ¿Por qué no sólo me mataron?

— Serug no me dejó hacerlo...— SeungCheol sintió como su hombro era golpeado por el de alguien más, al mirar su Loto le hacia señas para que siguiese hablando.— También me pidió que te dijera que... Eres un simple mortal ahora. ¡Ouch! —recibió otro golpe.

Mi pequeño Loto  [JiCheol]Where stories live. Discover now