Capítulo 5*

1.7K 84 0
                                    

Apenas encargó a sus hijos, Lizzie se dirigió a buscar a Mary a su habitación. Tocó a la puerta, entró y le pidió unos minutos de su atención.

-Mary, quería disculparme contigo por no acompañarlos anoche durante la cena, pero me fui a recostar un rato y desperté hasta hoy. Habría deseado platicar más con tu prometido, ojalá hubiera otra oportunidad.

-No te preocupes Lizzie. Me dijo que nos escoltará a recoger las compras que hoy nos entregan y cubrirá todos los gastos, inclusive los de mi madre y de Kitty, y me dijo que mañana nos custodiará hasta Longbourn, ya que quiere llevar la invitación al Sr. Morris en persona y asegurarse de que
arribemos con bien.

-Y ¿piensa quedarse mucho tiempo en Hertfordshire?

-Algunas semanas.

Al ver el peligro que corría su hermana en compañía del Sr. Posset y la poca vigilancia que la Sra. Bennet les dedicaba, Lizzie decidió ser franca y directa con ella, y le habló con mucho cariño:

-Mary, tú sabes que te quiero mucho y que deseo lo mejor para ti, te digo esto pensando solo en tu felicidad, estoy muy preocupada. Decidas lo que decidas yo te apoyaré y sabes que siempre podrás contar conmigo, pero considero que el Sr. Posset no se está conduciendo contigo de la forma en que se espera de un caballero y si eso es hoy, ¿qué podemos esperar cuando seas su esposa?

-¿De qué hablas?

-Los vi ayer en el jardín.

Mary se cubrió el rostro con las manos en señal de pesadumbre.

-No voy a juzgarte, eres mi hermana y seguirás siéndolo siempre, pero lo que han hecho no es correcto, no está bien.

-¿Por qué dices que no está bien cuando me he sentido como nunca en sus brazos, como seguramente tú te has sentido en los brazos del Sr. Darcy? -inquirió descubriendo su rostro y su confusión.

-El deseo que sientes no es malo, es maravilloso y es un sentimiento que va a dirigirte para entregarte al hombre a quien amas. Piensa que el deseo es tan grande que si no fuera así no existiría la humanidad, pero según el momento de tu vida en el que estés ese acto tan maravilloso te puede dar la felicidad o te puede hacer desdichada. Es como si quisieras nadar en medio de una fuerte nevada de invierno, aun cuando nadar sea un excelente deporte, el momento y el lugar no son adecuados. No te digo esto por los convencionalismos sociales, te estás jugando tu felicidad, a pesar de que falte poco tiempo para la boda. En ese acto no solo entregas tu cuerpo o tu virtud, sino tu amor, tu corazón, tu voluntad, tus pensamientos, todo tu ser para siempre, para encontrar una felicidad inimaginable o una enorme desdicha si no eres correspondida, además de que estarás abriendo la puerta a la posibilidad de concebir un hijo, un hijo que necesita ser recibido con el amor que solo en familia, padre y madre, puede encontrar. Esa entrega exclusiva, solo con él y para siempre, únicamente puede darse dentro del matrimonio, en el cual tu marido, al igual que tú, prometerán fidelidad para toda la vida, guardándose un amor incondicional, un amor que es exigente: como tú amas a la otra persona quieres lo mejor para él y le exiges que se supere para ti, para tus hijos, para los demás; un amor que te exige estar presente en los momentos de alegría y de conflicto permaneciendo fiel. Dadas estas condiciones, con el acto conyugal se generará un vínculo tan especial entre ustedes, que puede ser alimentado con los detalles y el afecto de todos los días, las actividades que gustan compartir, las conversaciones y la convivencia que aumentarán su regocijo, pero si se rompe por alguna razón, será fuente de una gran infelicidad, causando heridas muy profundas y difíciles de superar.

-No me imagino a mi madre hablándome de estos temas.

-Por supuesto que no, mi madre te hablará igual que a mí de una obligación que como esposa debes cumplir, te va a decir que dolerá pero que tendrás que soportarlo en silencio aunque tu marido no tenga el cuidado que necesitas, nunca te hablará del respeto y del cuidado que debes exigirle hoy y siempre. Solo piensa que si él no se puede controlar ahora y quiere saciar su apetito, está lejos de querer hacerte el amor y hacerte feliz. Además, por lo visto el Sr. Posset ya tiene experiencia en este terreno.

LOS DARCY: UN AMOR A PRUEBA.Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt