Capítulo 2

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El ciclo académico empezó en Abril del 2014,  mes primaveral por excelencia por el propio clima y los soles cálidos, aunque en Quito no aplique muy bien esa ecuación por la inestabilidad constante y tan característica del ambiente capitalino. La primera semana fue corta por el hecho que se empezó clases a la mitad de la semana con la mayoría de compañeros que tuve en el pre-universitario mezclada con gente nueva que venía de varios cursos totalmente diferentes. El semestre constaba de 5 materias, Análisis, Fundamentos de Matemáticas, Comunicación oral o escrita, Programación y Fundamentos de Diseño, en donde el horario nos sonrió a todos por el hecho de que los jueves, casualmente, no había clases, así que era una especie de media jornada. 

Las clases las empecé de la manera más positiva posible, día tras día conocíamos a los nuevos profesores, pero un viernes, esperando por primera vez al profesor de Análisis, la conocí.

La facultad en sí era de cuatro pisos, justo al último se suponía que nos tocaba la materia ya nombrada, por lo tanto todos estábamos esperando allí, exactamente en la parte de la ventana donde había una banca para 3 personas, y para esperar era perfecta. La conversación entre mis compañeros eran trivialidades que no logro acordarme exactamente, pero hubo un momento que no podré olvidar jamas, apareció "ella", una mujer delgada, de metro y medio mas o menos de altura, ojos delineados, cabello liso y de color negro, tez morena, pero con una mirada, madre mía, madre del amor hermoso, que mirada, si tuviera que explicarla de alguna manera, seria con el sentimiento de ver el primer amanecer de tu vida, como ver nacer un ser vivo, como observar miles de galaxias entrecruzadas entre sí. "Ella" portaba un dividí color negro y un pantalón jean color azul, (juro que estaba viendo solo el pantalón....creo) y unas botas negras. Subió las escaleras totalmente, vio que no había ningún profesor aún, y de su mochila, también negra, sacó, a primeras, un mantel de motivos cafeces rojizos aunque luego sabría que no es un mantel, lo colocó en el suelo y se sentó cual princesa de cuento, y no podía dejar de verla, no había manera alguna, ni fuerza posible de poder mover mis ojos a otro lado, era fascinante, intensa, hermosa, maravillosa, infinita. Pero sin darme cuenta vi a todos corriendo escaleras abajo, como una estampida sin control buscando todos el mismo fin de sentarse en los sitios que ellos prefiriesen porque al final en el último piso no había sido nuestra aula. Obviamente, reaccioné muy tarde, pero no me sentí nada mal por el hecho de que ella al agarrar su manta y su mochila también bajo algo tarde y lo tomé como una hermosa casualidad y simplemente la seguí hacia donde se fuera a sentar, sonará un poco acosador pero en mi vida vi mujer tan hermosa, y no iba a dejarla ir, nunca. (juro que no es acoso).

Vida en el centro del mundo.Where stories live. Discover now