1

9.9K 215 11
                                    

Alba

Llevamos media hora esperando a que sean las 10 y empiece el maldito casting. Hace semanas, desde que me convocaron a la siguiente fase en Madrid, que estoy muriéndome de los nervios. Suerte que tengo a Mario al lado y son su mano, que aprieto exageradamente, y su paciencia, los que están sufriendo mi estado de inquietud. A mi alrededor un montón de personas, en su mayoría de mi edad, también esperan impacientes. Aunque deberíamos vernos como competencia, entre nosotros reinan las miradas de apoyo. Todos queremos que empiece y que pase ya.

Justo a la hora indicada para el inicio del casting, con una tranquilidad pasmosa y una guitarra a la espalda, aparece la chica más increíble que he visto en mi vida.

Pelo negro infinitamente largo, un septum y unos labios pintados de granate que sostienen entre ellos un cigarro. Un rollazo vistiendo y una mirada de entre superioridad y misterio que no me permite apartar la vista. ¿Este ángel (o demonio) ha venido a hacer el casting con el resto de los mortales?

No puedo dejar de observarla, embobada. Suerte que en ese momento, un ligero tirón de brazo por parte de mi novio me devuelve a la realidad.

Por Dios, Alba, céntrate. Le miro y me sonríe de la manera más dulce del mundo.

- Tranquilízate. Lo vas a clavar, estoy seguro - susurra dejando un pico en mis labios-. Yo te estaré esperando aquí para ser el primero en abrazarte cuando te digan que sí.

Natalia

Mierda, no queda nada y voy a llegar tarde. Pensar mil veces en qué ponerme, probarme absolutamente todo el contenido de mi maleta, hacer y deshacer el eyeliner, para finalmente darme el visto bueno frente al espejo casi me hacen perderme el casting. Qué desastre.

Por fin he encontrado el sitio y me limito a entrar mostrando cierta calma. Contradictoriamente, aparentar que controlo la situación es la primera reacción que me sale cuando justamente es al contrario.
Nada más entrar a la zona donde todo el mundo espera, noto las miradas sobre mí. Podría pensar que es por llegar tarde pero sé que no es del todo así. Llamo la atención, lo sé y es mi completa intención.

Yo no me corto y devuelvo auténticos repasos, escudándome en el misterio que sé que transmito. Si solo supieran que todo es pura fachada...

Mis ojos se fijan especialmente en una chica preciosa. Nuestras miradas se cruzan una milésima de segundo, justo antes de que alguien reclame su atención. Bastante más bajita que yo, rubita y dueña de una preciosa sonrisa que le dedica al que debe ser su novio. Genial, Natalia, siempre dando en el clavo.

De repente se abren las puertas del recinto, apago el cigarro, la chica se despide de su novio y entramos todos. La mañana va a ser larga.

Alba

Vamos entrando por número de casting, y allí nos separan en grupos. Entre los aspirantes, ahora sí empezamos a hablar, a contarnos nuestra vida y a explicarnos qué vamos a cantar cada uno. Cualquier tema de conversación es válido para aplacar los nervios.

Incoscientemente, busco a la chica que vi en la entrada. Algo en mí me pide tenerla más tiempo delante, observarla. ¿Por qué? Ni idea, pero no soy capaz de borrar su perfecta cara de mi mente. Desgraciadamente, no la veo por ningún lado. Me concentro en mi canción, en practicarla mentalmente y no pensar en nada más.

Natalia

Si hay algo que odio de los castings es la espera. El tiempo que se pierde hasta que te toca, cantas y te descartan. Ya a sabiendas de esto por experiencias anteriores, he traído conmigo mi inseparable libreta. Allí compongo, escribo pura basura y a veces cosas salvables. Pero siempre escribo. Sobre los nervios, la esperanza de tener éxito esta vez, la última discusión con Mikel... La sonrisa de la chica rubia.

Alba

Vale, me acaban de llamar. Paso a otra sala enorme y nos dicen que en unos minutos será el turno de los que estamos allí. Menos mal, solo quiero que acabe ya. Me dispongo a distraerme mirando por el cristal enorme que da a la calle. Mala idea. Sentada en el banco de enfrente está LA chica.

Tiene otro pitillo entre sus labios y está escribiendo en una libreta. De repente levanta la vista y me pilla de lleno. Aparto la mirada pero puedo sentir perfectamente como ella no lo ha hecho. Me sigue observando. Me muero de vergüenza pero me niego a que se note.

Natalia

Nos separa un cristal y el hecho de que no nos conocemos de nada. Me siento poderosa desde la distancia, sabiendo que no puede llegar a mí. Mantengo la mirada sobre ella, que al principio evita pero después me devuelve. Desafiante. Sus ojos gritan algo así como ¿por qué me miras tanto? y los míos no sé que están gritando, pero es mi imaginación la que alza el vuelo.

En menos de quince minutos de intermitentes interacciones, tengo material para una canción entera. Canción en la cual la chica rubia y lo dejamos todo para fugarnos juntas. Así, en ficción.

Alba

Si esta no es la situación más surrealista que he vivido, poco ha faltado. No sé que ha sido este juego pero no he podido resistirme a participar. Mi nombre resonando en toda la sala ha roto nuestra particular batalla de miradas de forma abrupta e inmediata. Alba, céntrate, segundo aviso, estás en la fase final del casting y no te puedes desconcentrar ahora.

Natalia

- He pasado el casting, bebé. ¡Estoy dentro! - anuncio feliz a mi novio a través del móvil-. Sí, ya estoy en el tren de vuelta a casa. Además, tengo material nuevo, he compuesto algo que puede ser muy guay. Cuando llegue te cuento.

Alba

- ¿Cómo que te han dicho que no? - repite Mario mientras me abraza-.
- Pues eso que no, que muchas gracias, pero que no.
- Pero si te salió bien ¿no? Lo llevabas genial, Alba.
- Ay, no sé. Estaba muy nerviosa, puede que me bloqueara un poco... No sé. ¿Podemos dejar el tema?

Desconcentrada era poco. Lo que había hecho en esa sala de casting era un completo desastre. Solo podía pensar en unos ojos negros y un cigarro encendido en unos labios maravillosos. Ni en mis mejores sueños habría pasado ese casting.

Stupid Love Song | AlbaliaDär berättelser lever. Upptäck nu