Singularity Soul | KV

KTH

Taehyung caminaba de lado a lado por todo su camarín mientras escuchaba a su representante, reclamarle por haber regalado la rosa a un fotógrafo.

—¿Cómo iba a saber que era parte de los medios? —cuestionó con seriedad. Asomándose en su rostro, pequeñas arrugas en la frente.

—Debes tener más cuidado. Él chico tenía puesta la credencial, Taehyung. —indicó restregándose la mano en su rostro. —Sólo espero que éste error, haya pasado desapercibido...

—Si tanto te aflige, ve y diles que fue planificado. Una especie de regalo para los medios, que sé yo. Inventa algo y ya. —señaló, tomando ropa limpia para cambiarse antes de irse, caminando para encerrarse en el baño y tener tiempo a solas.

Por otro lado, él azabache no podía alejar de su mente la intensidad de aquella mirada. La luminosidad cuyos destellos hipnotizaba todo su ser y que era extrañamente adictiva, lo tenia alucinando entre sueños.

Hoseok finalizando la llamada para luego dirigirse al menor. —Me acaban de avisar que hay una pequeña puerta por las cercanías del estacionamiento, una que da directo a nuestro paraíso. —guiñó uno de sus ojos para su amigo.

Jungkook asintió entendiendo a qué se refería él pelirrojo. Cambiando el lente de la cámara rápidamente por uno que le permitiese tener un mejor ángulo de acercamiento y poder obtener así, una gran fotografía.

Se apresuraron, intentando colarse entre algunos de los reporteros que ya se encontraban en el lugar. Ganándose más de un empujón y un golpe a modo de cortesía. Todos querían lograr tener alguna palabra del cantante, a pesar de que sus intentos fuesen siempre en vano. No les importaba, Kim Taehyung valía siempre el esfuerzo.

Mientras intentaban mantenerse en el mismo lugar y no ser arrastrado por el resto de profesionales, Jungkook se distrajo observando a la multitud como si de una guerrilla se tratara. Desde que ingresó a la práctica jamás había visto algo así, esa hambre por ser quién cante victoria al final, lo tenía más que asqueado.

De pronto sintió todo tambalearse, casi provocando su aterrizaje a piso. Recibiendo algunos golpes más pero logrando a duras penas, mantenerse posicionado.

Se aferró fuertemente del brazo de su amigo, equilibrando su cuerpo una vez más mientras su tiempo se detenía al abrirse la puerta, dejando en total descubierto al hermoso castaño que lo había cautivado.

Se acercó a pasos lentos apegado a la espalda de Hoseok, quién llevaba en sus manos una pequeña grabadora. Tomó su cámara con ambas manos para acercarla a su rostro y poder tomar así, la primera fotografía.

Capturando algo más que la esencia del cantante, más bien todas sus más ocultas emociones. Decidió entonces, cambiar uno de los lentes, fracasando en el intento tras caer uno de los flashes de su bolso.

Se agachó mientras algunos de los profesiones lo dejaban atrás, incluso separándose de Hoseok. Avanzando casi en un gateo hasta que vio como en cámara lenta, su flash era pisoteado y masacrado en el suelo.

Recogió los pedazos como si sirviera de algo, chasqueando la lengua en el interior de su mejilla por haber perdido uno de los complementos que más le costó comprar. Sin notar que en ese preciso momento, estaba siendo la fuente de atención de todos quiénes estaban presentes.

—Y-yo lo siento. —Taehyung se agachó para quedar en cuclillas frente al azabache. Con la preocupación en su rostro por haber roto, aquello que no le pertenecía. —De verdad lo siento, yo... yo prometo recompensarlo. —musitó mientras su representante lo levantaba para salir rápidamente del teatro.

¡Dios!, Taehyung ya era precioso sobre el escenario pero lo era aún más, bajo el.

—¡Mierda, Jungkook! Se supone que no deberías separarte de mi. —acusó él pelirrojo.

—Hyung... yo... creo que fue el mejor día de mi vida. —sonrió, para luego carcajearse al notar la extrañeza en el rostro de su amigo.

—¿El mejor día de tu vida?, pero si se te rompió el flash. —se bufó al cuestionar. —Mejor vamos al bar, que no conseguí nada ésta vez... —finalizó, Hoseok.