3. Algodón con sabor a café.

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—¿Sera una buena idea ir? —Duda querer bajarse del auto —podríamos tomar un café en mi casa.

—Lo es y ese café lo reservaremos para...

Bajo mi trasero de la camioneta, dejando al castaño confundido. En lo que espero su llegada, me pongo a comprar los boletos. En la espera de que llegue mi turno e mi bello acompañante, el chico que estaba delante mío, chaca sin querer conmigo.

—Lo siento... que torpe —se disculpa, le restó importancia.

—No te preocupes, no me rompiste ningún hueso —se ríe, lo acompaño.

—¿Vienes en compañía o... solo? —indaga.

Estaba por abrir mi boca para responderle pero una mano tomando la mía me sorprendió. Era Minnie, sonrió al verlo, afianzando el agarre, desembocando la reacción que más me gustaba.

-Viene en compañía, como ves... ¿Verdad, Jennie? –en todas sus palabras, mi mirada siempre estuvo en él.

Viendo sus ojos asiento, me entraron una ganas inmensas de besarlo, contuve mis ganas, era la primera cita, no se besa en la primera cita o eso decían los libros que me devore al día siguiente de conocerlo. Necesitaba tener conocimiento de cómo conquistar al amor de mi vida, ya que Tae Yong se encontraba muy ocupado con sus clases de Química.

Medidas desesperadas, ¿Qué les puedo decir?...

Pasamos la entrada, entregándole al guardia nuestros boletos en el proceso. No nos vayan a tachar de ladrones, cuando lo único que deseaba secuestrar eran los suspiros, sonrisas, sonrojos, carcajadas y miradas del peli castaño.

-¿A cuál juego te quieres subir primero?

Se lo piensa. Me toma desprevenido de la mano, corriendo en dirección a Carritos chocones. La fila era extensa, demasiada gente haciendo fila para montarse en ese juego. Nos situamos al final.

-Jaemin... -llamo su atención, me responde con un bajo "si" – ¿Por qué lo hiciste?

Sabía a lo que me refería, lo note al formular mi pregunta.

-...

-¿No me responderás? –no estaba molesto, solo me causaba ternura.

-... -Niega, cubriendo su rostro.

Salgo de la fila, iría por unos algodones de azúcar. Por un rato muevo mis pies sin rumbo, no logrando localizar un pequeño puesto donde vendan lo que estoy buscando. Un niño pasa a mi lado con esa cosa dulce, entonces me falta poco para llegar a su posición.

En esencia, a tan solo veinte pasos más me encontré de frente al puesto.

-Dos algodones de azúcar, por favor –pido, entregando el dinero, recibiendo a cambio el algodón.

-Niño este es un algodón especial –señala el de color turquesa, para a mí se veía normal –Su sabor es de café.

Asiento, estaba por voltearme cuando inesperadamente me halan de mi chaqueta, un cuerpo pequeño encajando sus manos a la altura de mi pecho, rodeándola. Respiraba de forma un tanto errática.

No puedo hacer nada con dos algodones en las manos.

-Estuve buscándote... –es un susurro tan bajo, que casi que no lo logro escuchar –lo siento, Jennie...

Sonrió son ternura.

-Déjame ver tu rostro Je... -le pido con calma, al hacerlo, le entrego el algodón turquesa –Toma, es un algodón especial.

Lo agarra con timidez, con su otra mano le quita un trocito al dulce, llevándolo a su boca. Lo degusta, como yo hago lo mismo con el mío. Agarro su mano, llevándonos de vuelta a donde nos encontramos.

De Hamburguesas Grasientas a Caidad en Lodo [NoMin/NCT]Where stories live. Discover now