Capitulo 3

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-Aquí es-dijo estacionando frente a una gran casa blanca.
Solo me baje cuando el bajó y camine hacia el baúl para sacar mis cosas.

-Toma.-sacó mis dos maletas de un tirón.

-Gracias.-las tome y caminamos hacia la casa, tomó las llaves y abrió la gran puerta.
Cerró y subió. Me quede sola en aquel living. ¡Perfecto!-pensé- ahora ya no tenía a mi papá y tampoco a una familia.

-Hola cariño.-dijo una mujer saliendo de la cocina-¿Cómo te llamas?

-Lali-respondí tensa, la mujer se veía bastante amable.

-Oh, ¿y aquel te ha traído aquí?

-Si con aquel se refiere a Juan Pedro Lanzani, esta en lo cierto.-la mujer me sonrió.

-Soy Justina. Ayudo con la casa.-le devolví la sonrisa que ella me había entregado anteriormente.-¿No te dio habitación?-preguntó sacándose el delantal que traía.

-No, solo subió y me dejó aquí.

-Oh, ya va a ver ese chico.-caminó hacia las escaleras y sumó pisoteando los escalones.

A los dos minutos bajó la mujer con Peter si así era más facil llamarlo, ella caminó hacia la cocina haciéndome una risita y Peter tomó mis maletas.

-Ven.-me ordenó y solo lo seguí.
Caminamos escaleras arriba y abrió una puerta blanca.

-Aquí te quedaras.-dejó mis maletas dentro.

-Bueno.-intente hacerle una sonrisa pero el cerró la puerta dejándome sola.

-Quiero que después bajes a almorzar conmigo.-volvió a darme una orden a través de la puerta de madera.
Me senté en la cama mientras miraba por la ventana.
¿Justo aquí debía caer? ¿Con este imbécil?
Me recosté boca abajo y saque mi celular de mi bolsillo.
Mire mi fondo de pantalla durante largos minutos en los que lo único que supe hacer fue llorar por mi padre, quien aparecía en mi pantalla sonriendo junto a mí.
-Lali-llamó una voz en mi puerta.

-Mierda-murmure secando las lágrimas en mi mejilla.

-¿Puedo pasar?-golpeó la puerta.
-Si, adelante.-me senté en la cama.

-¡Oh!-exclamó- todavía no haz desarmado tus maletas.

-Ah es que no tengo muchas ganas.-fingí una sonrisita.

-Bueno pequeña, vamos a almorzar.

-No tengo hambre.-tomé una de mis maletas y subiéndola a la cama-aparte voy a ordenar todo esto en su lugar.

-Pero debes bajar.-estaba preocupada- Pedro se enfadara si no bajas, créeme no quieres comenzar con el pie izquierdo ¿o si?

-No, pero el no es de hacer buenos amigos, o eso parece.-abrí la valija-aparte no tengo hambre, no pueden obligarme a almorzar.

-Un poquito, por favor.
Me sonaba a que si yo no bajaba a almorzar Peter regañaría a Justina y ella estaba realmente asustada por eso.

-Esta bien.-finalmente accedí.
Justina se fue cuando yo acepte, me levante y me dirigí al baño, lave mi cara e intente hacer la mejor sonrisa que pude.

-Apúrate-yo venía bajando las escaleras.

-Ya cálmate.-respondí de mala gana. Este tipo nació para ser malvado.

-No me contestes así.-me ordenó.
-Pues entonces háblame bien.-reproche sentándome a la mesa.
Me fulminó con la mirada y finalmente almorzamos.
Todo era distinto a mi casa. Comimos en silencio, ni siquiera me preguntó la edad o que quería hacer por la tarde, la verdad, nada amigable este tipo.

Es una locura!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora