Capítulo 49 ┋ Fugaz. (+18)

1K 68 11
                                    

No estaba entendiendo la gravedad del asunto, o creo que más bien no quería entenderlo. En el momento en que Lena me reveló esas palabras, todo mi cuerpo se paralizo y no supe con exactitud que debía decirle. Simplemente no dije nada al respecto, y al cabo de los próximos minutos, cuando ya hablamos lo suficiente, yo me fui directamente a mi casa, con esas palabras golpeando en mi cabeza. Liam estaba esperando un hijo, un hijo de Sofía, y ella ahora está muerta, fue asesinada. Ella, su hijo, no merecían ese final tan desgarrador.

Cuando el amanecer llegó, mis ojos todavía se encontraban abiertos de par en par, ya que en ningún momento logre conciliar el sueño ante los miles de pensamientos que llenaban mi cabeza. Mi celular vibra en mensajes que me llegan, y veo que son de Alex, preguntándome, entre tantas cosas, el motivo por el cual me fui, si estoy bien, y si pasó algo grave. Decido responderle en frases rápidas y cortas para no seguir preocupándolo, y me encierro en el baño en busca de una ducha que despeje mi mente. ¿Tendré que decírselo a Liam? ¿Cómo lo voy a hacer? ¿Y sí lo mejor es dejar las cosas como están?

Al salir de bañarme, me arreglo con lo primero que encuentro y termino de secar mi cabello. Viendo la fecha del día de hoy, recuerdo que falta poco para que llegue mi cumpleaños, y eso significa preparar algo bueno, que por más que sea mi cumpleaños, a mí no me interesa ese día, sino que solo lo hago por Franco, para salir con él, para estar con él, para aprovechar cada minuto, segundo, cada escaso momento que pueda estar a su lado y verlo feliz. Tomando mis pertenencias, salgo de mi habitación, luego de mi casa, y en la puerta la veo a Laura, dentro de su auto estacionado. Antes de meterme a bañar le había tecleado para que pasara por mí, y así poder ir a la universidad. Me siento lo suficientemente bien para comenzar a replantearme la idea de rehacer mi vida, y eso empieza con anotarme nuevamente a mis clases de psicología. No puedo seguir esperando, no puedo seguir posponiendo, y tampoco pienso hacerles caso a las ideas de Alex, sobre qué tengo que tomarme las cosas con calma y relajarme en mi casa. El tiempo sigue pasando y no tengo porque perderlo en lamentarme todo un año sin vivir.

—¿Algo nuevo para contar? —ella me pregunta, a medida que va manejando. Lleva un chicle en su boca que mastica con entusiasmo y el ruido que provoca sus dientes irrita mi cabeza.

—¡Deja de ser tan ruidosa! —me quejo, poniendo la palma de mi mano sobre su rostro.

—¡Estoy manejando! —me grita, y comienzo a reír mientras le tiro con todos los papeles que encuentro en su desastroso auto.

—¿Algún día limpiaras esta mugre? —comienzo a molestarla.

—Deja mi suciedad en paz, no molesta a nadie. —me avienta con el papel que recién le tire.

—Claro, hasta que los hongos y las ratas te coman los pies. —me carcajeo y ella, más que molestarse, me avienta con su cartera.

—Más hongos tendrás en la entre pierna y Liam no se queja. —me carcajeo con fuerza y le tiro nuevamente con su cartera, provocando que lo que lleva dentro de ella se caiga al suelo del auto. Me rio una vez más y el auto se desvía, provocando que los conductores que van detrás nuestro nos griten groserías—. ¡Tarada! —ella se queja de mí, una vez más.

Laura vuelve a conducir correctamente, con el rostro encendido de la vergüenza ante los abucheos de las personas. Al llegar a la universidad, mi amiga acepta esperarme en el auto y yo me adentro. Caminando por los extensos pasillos, los recuerdos de la primera vez que entre a empezar mis clases inundan mi cabeza. No me arrepiento de haber dejado todos mis estudios de lado, tenía un claro motivo, y Franco siempre será ese especial motivo que me impulse a darlo todo de mí.

Al ser época en el que los alumnos vienen a anotarse, no hay mucho movimiento, más que algunos que van, vienen, y desaparecen por los pasillos. Cuando llega mi turno, la misma señora que conocí la primera vez me atiende y no deja de hacerme infinidades de preguntas: Sé muy bien que vieron mi caso en la noticia, eso explicaría el motivo por el cual los que me cruce en los pasillos me miraban con asombro, o más bien, como si fuera un fantasma.

INFERNAL © ┋ ¿En quién confías? [✔]Where stories live. Discover now