𝚂𝙰𝚅𝙰𝙶𝙴 《Yandere 707 x Reader》

9. Myeong

Por alguna razón las palabras de Luciel se negaban a abandonar su cabeza, acoplándose al segundo que su mente quedaba en blanco. Desde su inesperada confesión hace unos días, no ha podido sacarse la imagen del mismo haciendo mofas por el secreto que comparten, y su corazón terminaba siendo un manojo de emociones cuando recordaba los labios contrarios posados sobre los suyos.

Él no ha parado de mensajear desde entonces, desde la mañana hasta la noche, siempre hallaba una brecha en su tiempo para saludarla, llamarla al celular o formular entre juegos frases que la hacían ruborizarse como tonta, le contaba sobre sus bromas hacia Vanderwood o sus victorias asombrosas contra los hackers oscuros, dejaba a la superficie retazos de sus gustos, como su interés por la astronomía o su obvia -pero recalcable- fascinación por los felinos, (T/N) notaba que cada vez que Seven se divertía en el chat, la sonrisa de niña enamorada se plasmaba en su rostro.

Tales tonterías como el amor a primera vista no existen, ¿no es así? ... Anhelando encontrar una explicación al revuelo en su pecho, (T/N) suspiró por lo bajo. Evidentemente le causaba intriga, no puede negar que Luciel es apuesto, sus ojos dorados la seducen como abeja hacia la miel, se estremecía cuando mostraba preocupación por ella, pero consideraba que el brote de sus propias emociones son distintas al "amor".

Sí, le atraía, pero no lo amaba.

Sus mejillas sonrosadas se encendían en carmesí mientras ordenaba los libros sellados en la estantería, tan sumida en las nebulosas que ignoraba el error que estaba cometiendo. El señor Park frunció el ceño, abandonado su puesto tras el mostrador, concediendo pequeñas palmaditas en el hombro que lograron espabilar a la despistada MC.

-(T/N) estas colocando libros de química en la sección infantil-Informó.

La castaña abrió los ojos con asombro de vuelta a la tierra, se dio cuenta de su equivocación y suspiró, removiendo la serie de libros de del estante. El señor Park es su jefe, un hombre mayor, canoso, encorvado, muy amable, se comportaba como lo haría un padre con su hija, desde un inicio, sin cuestionarlo, le dio la oportunidad de trabajar en esta preciosa librería que para (T/N) se trata del paraíso, estar tan cerca de los libros y tener la oportunidad de perderse entre los mundos que ocultan en sus páginas era gratificante, Park también le dejaba leer aquellos que estaban en el mostrador cuando había tiempo libre.

Rara vez cometía errores, por eso el mayor de cabello plata denotaba un deje de preocupación en su rostro.

-Hija, has estado distraída desde hace unos días, ¿hay algo que te esté preocupando?-Cuestionaba con entonación amable.

-No se preocupe, estoy bien. Es solo que últimamente no logro dormir a gusto, además tengo la cabeza en...-Pausó al recordar a Seven, negando varias veces con burla- Un payaso...

-Eso explica porque luces tan cansada, ¿has estado teniendo esa pesadillas con payasos?

-No, no- Negó nuevamente, Dios la libre de soñar con algo así, incluso si se tratase del apuesto Seven vestido de payaso, terminaría huyendo hasta los confines de la tierra. Los detestaba.

-He oído que los sueños son mensajes del subconsciente, seguro que está tratando de advertirte algo.

-Sí... Ya me han dicho lo mismo antes- Suspiró para si misma, evocando sus charlas con Zen.

El tintineo del cascabel adornando la puerta, anunciaba la llegada de su compañera de trabajo. Myeong suele llevar recogido su cabello azabache en una coleta de caballo, sus orbes ambar recorrían la habitación en busca de su superior y sonrió ampliamente al encontrarse con la mirada de (T/N). Se trataba de una de sus amigas, estudiaron juntas en el mismo instituto por muchos años, por desgracia Nae abandonó Corea con su familia, rumbo a Francia poco después de graduarse. Con diversión recuerda cuando las llamaban "el trío terremoto" por los profesores, también tiene una fotografía que plasma una de sus tantas aventuras como recuerdo.