La Carta

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10 de noviembre de 2020

Aún recuerdo cuando me hincaron el diente por primera vez. Estaba en casa de la que pensé que era mi novia, habíamos quedado para realizar un trabajo escolar.

Me encontraba sentado en la silla de su escritorio, mientras tecleaba unas palabras en la máquina de escribir, digna de esa época. En ese instante, la sentí detrás de mi, estaba acariciándome la espalda sinuosamente, mas tarde empezó a besarme el cuello. Yo, lo incliné hacia un lado, pero de pronto noté un dolor muy fuerte... estaba desgarrándome el cuello.

Me rompió el alma.

Pero a pesar de todo, aprendí a ser fuerte.

A partir de ahí empecé a asimilar que existían especies diferentes a los humanos, al fin y al cabo, era una de ellas.

Lo pasé muy mal, tengo que admitirlo, tuve que separarme de mi familia, de mis amigos... No quería hacerles daño.

Dentro de mi sabía que tenía que encontrar algo, alguna cosa que me diera motivos para seguir existiendo... de lo contrario, iba a pasar toda la vida amargado.

Pasados los años, encontré algo que me lograba dar un ápice de... ¿como llamarlo? ¿felicidad? Me hacía sentir algo dentro de mi y hasta el día de hoy, no ha cambiado... eso es, el terror humano, hacia nosotros, los vampiros.

Me hace sentir un cosquilleo dentro de mi, su miedo a morir, a perder su vida, a borrar de su mente los planes de futuro, su próximo viaje e incluso su próxima comida familiar. Yo, echo absolutamente de menos ese sentimiento, sentirme vivo, poder llegar a casa y ver a toda tu familia reunida, a salir con los amigos, divertirme, mil cosas más... de este modo, utilizo la rabia, los celos hacia ellos para poder vivir, para poder seguir chupando sangre.

Sentir el latido de su corazón, sus venas, me pone nervioso, me recuerda a mi transformación, cuando aún era uno de ellos e ignoraba la existencia de esos seres horripilantes sacados de historias de terror, pero de los que yo ahora formo parte.

Pero ahora sólo siento un creciente odio en mi interior.

Si yo no puedo estar vivo, entonces, nadie lo merece, ese es el hecho por el cual devoro.

Por otra parte, quería comentarles que, desde todos los tiempos, nuestros signos de identificación, fueron, esa magia oscura, ese terror repentino, esas sombras tenebrosas que nos hace diferenciarnos de ellos, pero los jóvenes vampiros de hoy en día, han roto esa magia, ¡se creen humanos!

¡Ja! cómo si eso fuera posible.

Ya no utilizan ese sentimiento misterioso de nuestra época, están echándolo todo a perder...

Tenemos que hacer algo, no puedo permitir que esto siga así...

Por lo tanto, he decidido que... ¡La revolución ha empezado! ¿Cuento con vuestro apoyo?

-Merion

Noviembre dinámicoWhere stories live. Discover now