Dulce accidente

16 5 2
                                    

-¡Todo fue por tu culpa! -Gritó mi compañero.

Pero yo estoy sumida en mis pensamientos, matándome por dentro con el fin de encontrar la fórmula en el libro de los conjuros, para volver a esos seres inanimados.

-¡Por fin! ¡La tengo!

Sólo tengo que conseguir una gominola de unicornio rosa, dos pluma del ave Fénix y intentar cazar a uno ellos.

-¡Cómo si eso fuera fácil!

¿Me han oído?

-¡Déjate de cháchara y ponte a limpiar!

Sí, supongo que sí.

Voy corriendo hacia la sala donde se almacenan los ingredientes y materiales y me dedico a buscar los tarros donde permanecen las gominolas inertes para conseguir el unicornio. Abro el estante pero... ¡No están!

¡Pero si lo guardan aquí! ¿Dónde diablos...?

-¿Buscas esto? -Dice una voz muy aguda, me giro para ver de donde proviene. Hay un oso de gominola enorme, es azul y... ¿Habla? Entre sus pequeños brazos reposan los tarros marrones.

No puede ser.

Me dispongo a correr, pero eso se me adelanta y echa a correr más velozmente, ¡Se aprovechan de nuestra avanzada edad para poder hacer lo que les dé la gana! Sin embargo, puedo verlo a través de la multitud por su tamaño.

Ellos pueden correr todo lo que quieran aunque nosotros somos más estrategas.

-¡Regina! ¡Vuelve aquí ahora mismo y limpia el estropicio de comida que has montado!

¡Dios mío! La cuidadora.

Hago oídos sordos, y me adentro en el espacioso comedor, pero... ¡Ha desaparecido el maldito oso!

Oigo ruidos, veo una mujer pero desde aquí no logro averiguar quién es, me acerco y descubro que es... ¡¿Anabel!? Mi peor enemiga del asilo, pero está con alguien más. ¡Ahí está! ¡Es él! ¡El osito de gominola!

En este momento Anabel consigue hacerse con los tarros, levanta la mano hacia arriba, con tal de que el osito no llegue, pero me acerco con sigilo y se los quito, rápidamente me disperso por la sala.

-¡¡Ladrona!!

¡Por fin!

-¡Lara, Pedro, ayudadme! Tenemos que conseguir cazar uno de ellos y también obtener dos plumas de esa tal Ave Fénix.

-Yo iré a por las plumas, ¡Sé que Marilia las colecciona! -Confesa Lara.- Esperadme aquí.

-Pues me temo que tendrás que ir de guerrero.-Bromeo hacia Pedro.

-Está bien...

-Yo voy a buscar una caldera para poner los ingredientes de la poción.

...

-¡Ya estoy aquí! ¡Y no os riais! -Exclama Pedro con un osito entre sus brazos, tiene colores por todo su cuerpo, en cierto modo es gracioso, pero no nos podemos permitir tardar más tiempo.

Era el único ingrediente que nos faltaba. Lo metemos dentro de la caldera y cerramos la tapa para que no pueda salir. Me dispongo a recitar el conjuro.

Abracadabra! ¡Que todos los seres coloridos se queden paralizados!

En ese momento toda la sala se quedó en silencio, todos se quedaron petrificados... ¡Pero no sólo los osos, sino mis compañeros también! ¡Había olvidado que los osos disparaban colores! ¿Cómo puedo llegar a ser tan estúpida?

-¡REGINA! ¡¿QUÉ HAS HECHO!?

Oh dios mío.

Noviembre dinámicoWhere stories live. Discover now