Dipper - Primer día de regreso

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Dipper estaba fuera de la ciudad cuando la superheroína residente de Gravity Falls hizo su debut. Stan había llamado desde la costa para pedir ayuda a los gemelos en una expedición en el Stan-O-War.

—Especies invasoras, impacto ambiental, bla, bla, bla. Cosas de nerd —había dicho Stan—. El punto es que Ford quiere cazar un montón de calamares y regresarlos de donde vinieron—. Podrían servirnos algunas manos extra. ¿Están ocupados?

Dipper había empacado inmediatamente. Mabel, que ya tenía planes, lo había despedido con un abrazo y le hizo prometer que tomaría muchas fotos.

Un mes después, Dipper regresó a Gravity Falls y casi atropelló al nuevo superhéroe.

Una explosión hizo vibrar el auto de Dipper, y una mujer vestida coloridamente voló a la intersección justo cuando la luz se ponía verde. Dipper pisó los frenos.

La mujer se puso de pie. Sacudiéndose a sí misma, disparó un garfio volador a un poste de luz y se fue por donde había venido. La borla de su casco estaba humeando. Dipper se quedó sorprendido por ella, hasta que alguien detrás de él tocó la bocina.

Mientras conducía hacia la Cabaña del Misterio mantuvo los ojos abiertos por cualquier otra persona que pudiera lanzarse frente a su automóvil, Dipper pasó junto a un grupo de árboles salpicados de garabatos coloridos. Redujo la velocidad para verlo mejor. Marcas de quemaduras, garabatos de color amarillo brillante, una mezcla de rojo y azul cian, y allí estaba el triángulo distintivo. Dipper presionó los labios.

—Ese tipo otra vez —murmuró. Tomó nota mental de volver más tarde para copiar el mensaje codificado.

Mabel no se corrió hacia él como un labrador enloquecido por el azúcar cuando entró por la puerta principal. Dipper se tomó un momento para dejar su equipaje antes de decir: —¡He vuelto!

No hubo respuesta. Frunciendo el ceño, Dipper revisó sus mensajes de texto. Tal vez era su turno en la tienda de regalos. Después de mover su equipaje a la habitación del ático, Dipper fue a buscarla.

Había una mujer alegre detrás de la caja registradora, pero no la que esperaba Dipper. Melody levantó la vista, dejando de contar dinero y sonrió.

—¡Dipper, has vuelto! —ella dijo.

—Estoy de vuelta—, respondió él, devolviéndole la sonrisa—. ¿Mabel está dando tours?

—No, ella se fue apurada hace unos minutos. Dijo que tenía algo que hacer en la ciudad.

Dipper frunció el ceño. —Huh. Bueno. ¿Qué hay de Soos?

—Está dando tours — Melody se inclinó sobre el mostrador, mirando a través de la entrada del museo—. Debería terminar pronto, sin embargo —se encogió de hombros disculpándose.

—Eso es genial. Puedo esperar—, le aseguró Dipper. Suspirando, Melody cerró la caja registradora y caminó alrededor del mostrador hacia él.

—Lo siento, no es la gran bienvenida que se supone que tienes que recibir. Me alegro de verte, Dipper —le sonrió, dándole un abrazo.

Dipper rió tímidamente. —Está bien. Gracias, Melody.

Cuando Dipper se acomodó en el mostrador, al igual que Wendy había hecho durante años, su teléfono zumbó en su bolsillo. Tenía un nuevo mensaje de ... oh, sí. Todavía tenía que corregir la información de contacto de su novio.

Supremo Señor del Sexo 3000: Carajo, tengo el mejor piropo del mundo, MENSAJEAME TAN PRONTO COMO LLEGUES A CASA.

Dipper sonrió contra su voluntad.

La buena, el malo y el desinformado | TraducciónTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon