Abril 2, 2008

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¿Recuerdas esa vez en la que fuimos a la playa? Iban tu familia y la mía, mejores amigos desde que tenemos uso de razón. Y por supuesto, nuestros padres se hicieron inseparables. Para todo, siempre juntos.
Recuerdas cómo jugábamos al voleibol, como tú me posicionabas la pelota para que yo diera mi golpe supremo o como tú le solías llamar "El golpe demoledor". La noche más preciosa a tu lado fue cuando estaba lloviendo, y sabías que yo estaba enferma, decidiste seguir jugando conmigo en la lluvia, para que tú sufrieras lo mismo que yo.
Como desearía haber sido yo la que hubiera tenido que pasar por el dolor que tú pasaste, todas esas noches en el hospital, todas esas agujas e inyecciones, las quimios y todo eso.
Pero al final, saliste de eso, y es fabuloso, claro que ahora debemos de tener cuidado. Cada día debes de tomar tus pastillas, debes de seguir el tratamiento, porque si bien ya no estas hospitalizado aún puedes recaer. Pero sin duda, ¡ya nada puede ser peor!

Cartas perdidas a un ángel Where stories live. Discover now