Octubre 13, 2008

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La fiesta de tu hermano fue hoy, te vi. No parecías tú, decías exactamente lo que yo pensaba que dirías. Las mismas excusas que pensé que mencionarías, resultaron verdad. Parecía que hablaba con el viento, sentía que las palabras se diluían entre nosotros. Fuimos adentro de tu casa por más bocadillos, y nos quedamos sentados en el sofá. Hicimos lo de siempre, hablamos sobre datos curiosos que apostábamos que el otro no sabría. Pero curiosamente todos los que mencionaste ya me los sabía. Entonces optaste por decirme de la nueva chava que está en tu salón. Te dije que seguro solo era una chava aburrida y más. Estaba celosa. Me dijiste que le diera una oportunidad, me enfade y te grite. No quería que me fueras a cambiar por alguien más. Noté que ella te llamó la atención, por eso hice ese drama, para que la dejaras. Tu madre entro asustada a la casa y me dijo que qué era lo que hacía ahí sentada, cuando podría estar afuera con los demás comiendo y disfrutando.
No supe que decirle, no le podía decir que arme una escena de celos solo por una chava que me mencionabas, luego iba a pensar que estaba loca.

Cartas perdidas a un ángel Where stories live. Discover now