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Estaba ahí porque su madre se lo había pedido y, porque para convencerlo, había asegurado que la persona que dictaba las clases de acuarela era un amigo de antaño, alguien en quien podía confiar. Por tanto, sentado frente al atril, JungKook tan solo miraba la tela en blanco y escuchaba las conversaciones de los que uno a uno ingresaba en aquel lugar de agradable luminosidad, donde el gran ventanal dejaba ver los enormes árboles del parque.

"Todo va a estar bien", se dio ánimo mientras esperaba ansioso a que el profesor tomara la palabra, que dejara de hablar con una de las asistentes al taller y todo se transformara en hablar de colores y pinceladas. No obstante, cuando el mayor se disponía a tomar la palabra, un par de adolescentes ingresaron en la sala, tarde como siempre y risueños como cada vez que se disculpaban ante tan abruptas llegadas.

— JiMin, TaeHyung, a sus lugares —fue la simple respuesta del mayor y comenzó la clase, no sin antes presentar al nuevo integrante del taller— ...así es que espero que no lo abrumen con preguntas porque JungKook es un tanto tímido, ¿ok?

No fue necesario que nadie preguntara nada, sino que simplemente continuaron con la rutina; donde uno se encargaba de crear una playlist de lo que escucharían durante la clase, mientras que el resto sugería temas y otros preparaban los pinceles.

— Tu mamá me dijo que sabías bastante de cómo trabajar con acuarelas.

Ante aquella afirmación, JungKook no quitó la vista de la blanca tela, por lo que NamJoon, el profesor, volvió a hablar.

— Comienza con algo, así puedo ver tu técnica.

Luego, la paternal palmada en la espalda hizo que JungKook soltara un respingo y luego un suspiro, aliviado ante el hecho de que NamJoon lo hubiese dejado a sus anchas. Sin embargo, perdiéndose en el paisaje que veía a través del ventanal, lo único que deseó fue estar afuera, lejos de las risas, del alboroto y, sobre todo, lejos de la mirada que lo quemaba desde hacía minutos.


— Tae, lo vas a asustar —lo codeó JiMin para hacer que su amigo reaccionara.

— Es que nadie se le acerca —hizo un puchero el de felinas facciones— Deberíamos hablarle, se ve triste.

— Se ve serio, no triste —mirando al chico nuevo por menos de tres segundos, expresó JiMin para luego volver la vista a los diferentes pinceles que se disponían ante él.

— Está triste.

— Serio.

— Triste.

Dando un chasquido con la lengua, JiMin rodó los ojos y le extendió un pincel a TaeHyung, quien lo tomó, lo untó en agua, luego en los colores y retomó la pintura, casi llevando el pincel a cualquier parte, como si lo hiciera de manera fortuita cuando simplemente lo tenía planeado desde antes, desde que mentalmente había teñido la tela de colores cuando ésta aún se le presentaba totalmente blanca.

— Hay que hablarle —retomó TaeHyung, concentrado en lo que hacía.

— Te apuesto el almuerzo del lunes a que no te dirá nada, a que te va a ignorar.

— Hecho —parecieron mirarse con brillo en los ojos, pues todo lo referente a comida se tornaba en un asunto serio.

Entonces, cuando derrotado regresó TaeHyung, JiMin no podía parar de reír y repetía una y otra vez que tenía razón, que sabía que ese chico lo ignoraría, que su seriedad lo llevaría a callar en vez de responder a los "¿Vives cerca de acá?", ¿Cuántos años tienes?", "¿A qué colegio vas?" que lanzaba TaeHyung sin pausa alguna.

— Él se ve serio y arrogante, no va con tu estilo, Tae.

— No es serio ni arrogante, está triste, entiéndelo.

JiMin soltó un quejido de frustración, con la plantilla de colores en su mano estuvo a punto de lanzársela a TaeHyung, pero lo vio tan ensimismado en los trazos que realizaba, que prefirió dejarlo pasar.

— ¿Por qué dices que está triste? —se resignó JiMin a preguntar.

— Porque se ve serio y arrogante.

En ese punto, TaeHyung no dudó en sonreír para luego escapar de su amigo, quien harto de sus locuras se encargó de perseguirlo a través de toda el aula hasta que escaparon hacia el exterior y prefirieron tenderse sobre el césped antes que regresar.

MUTIS│KOOKV。o○.。o○.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora