III

3.4K 514 57
                                    


Mientras más se acostumbraba a observar el rostro de TaeHyung, más se convencía de que se perdería en el brillo de sus ojos y que llegaría el punto en que no podría encontrar el retorno, la vuelta a su indiferencia, la vuelta a la soledad.

Para JungKook, TaeHyung significaba un salvavidas del que no estaba dispuesto a abusar, pues si lo utilizaba en demasía, ello traería sólo dolor a su salvador.


— ¿No te agrado? —cuestionó haciendo un puchero que hirió a JungKook más de lo necesario— Si... si quieres podemos entrar al museo.

La taza de café no humeaba como antes y, de algún modo, los ojos de TaeHyung tampoco brillaban como antes. Por ello, apenas lo vio soltar un suspiro para pronto ponerse de pie, JungKook agradeció el impulso vital que lo hizo reaccionar a tiempo, agradeció infinitas veces por haber tenido las agallas de pronunciar un "quédate" que obligó al castaño a voltear a observarlo con una sonrisa, fascinado por escucharlo hablar por primera vez.

Entonces, no fue necesario que dijera nada más, ni tampoco fue necesario reemplazar su taza fría de café porque, simplemente, TaeHyung sonrío, sacó una croquera y lápices carbón. Por ello, cuando NamJoon los descubrió instalados en la cafetería ubicada frente al museo, en vez de regañarlos por su falta, sólo quedó asombrado ante lo que TaeHyung había boceteado en el papel y de cómo, de manera aún más sorprendente, JungKook parecía totalmente relajado ante la presencia de una persona ajena a su familia.


— Has hecho progresos, Jungkookie —señaló YoonGi, su psicólogo, la tarde en que se vieron—. Ni siquiera realizaste el paso uno o dos, sino que simplemente te saltaste al tres; "compartir con alguien del taller de acuarela" —dijo lo último de memoria, convencido de que la terapia conductista sería todo un éxito si el estado de ánimo acompañaba al azabache que estaba sentado frente a él.

— No fue... la gran cosa.

Sí, a veces YoonGi sabía que estaba siendo demasiado optimista.

— ¿Por qué dices eso?

JungKook se encogió de hombros, pero YoonGi lo miró tan intensamente que el menor se vio en la obligación de expresarse de mejor modo.

— No... no sé por qué lo digo.

O en realidad sí, en realidad JungKook sabía el por qué y YoonGi lo sabía, sabía que él sabía.

— No me mire así... —se quejó el azabache.

— ¿Por qué no me lo quieres decir?

— Me da vergüenza.

— ¿Por qué sientes eso?

Aquella última pregunta parecía ser la muletilla de YoonGi, por lo que JungKook, resignado, sonrió de medio lado y, sin quitar la vista de lo que se veía tras la ventana, confesó:

— Me atrae.

— ¿Atraer de "gustar"?

— Sí.

— ¿Dijiste que se llamaba TaeHyung?

— Sí.

— ¿Él se ha dado cuenta de que te gusta?

— No.

— ¿Quisieras que lo sepa?

— No.

— ¿Por qué?

— Porque tiene novia.

— Oh.

MUTIS│KOOKV。o○.。o○.Where stories live. Discover now