Capítulo 06 - 2/3

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No, en realidad no podía estar pasando esto.

Todo había marchado muy bien, no hubieron complicaciones esta noche y parecía de lo más sana.

Tal vez no estuve a tiempo, no la ayudé lo suficiente.

—Fue mi culpa... —dije algo shockeado.

El doctor me tomó del hombro y me hizo verlo a los ojos.

—Poncho, tú bien sabes que estás cosas pasan. La salvaste, claro que no fue tu culpa —negó de inmediato. —Me atrevo a decir que esto fue un milagro, porque podría haber terminado peor la cosa.

Me pasé las manos a la cara y luego las pasé por mi pelo, halándolo un poco, algo exasperado.

—Victor, tú sabes lo que puede pasar —le hablé por primera vez con su nombre en el trabajo.

—Va a estar bien Poncho, sabes que puede despertar en unos cuantos días también —me animó.

Pero como personas que compartimos trabajo en un empleo como este, sabíamos que todo podía suceder. Por eso estaba asustado.

—Ya no te preocupes —habló después de un tiempo de silencio. —Lo que debemos hacer es localizar a algún familiar, para trasladarla a un hospital para que le hagan algunos estudios.

Carajo. Esto se pondrá más difícil.

Con un suspiro y una mirada gacha, quise hablar sobre los datos de la paciente, pero mi valentía se iba como si cayera a algún precipicio.

—Herrera... ¿Qué sucede ahora? —preguntó de nuevo Victor, con un semblante totalmente distinto.

—Hablando de los papeles...

—¡No me digas que se perdieron! —me interrumpió preocupado— Bueno, del celular lo creo porque pudo haberse impactado, pero la credencial de elector. No es de por aquí, ¿cierto?

—Los papeles no se perdieron —dije y Victor frunció el ceño.

—¿Entonces? —preguntó confundido.

—No llevaba nada, ninguna identificación.. ¡nada! —confesé. Vi la cara de frustración del doctor.

—Ay no... ¿Y cómo le vamos a hacer? —dijo frustrado— ¿Seguro que no había nada?

—Pues, sólo... —saqué de mi bolsillo lo único que traía consigo— Sólo traía éste brazalete. No le pasó nada.

—No nos sirve de mucho, pero bueno...

—Yo me puedo hacer cargo de ella.

—¿Qué? —me vió confuso de vuelta.

—Sí. Yo me haré cargo, hasta que despierte y nos diga qué pasó con ella realmente.

—No esperaba menos de ti Poncho —dijo con un deje de orgullo en su voz mientras palmeaba mi hombro. —Pero también tenemos que hablar con la policía. Alguien la atropelló y no hizo nada por ayudarla.

—Desgraciado el que haya hecho eso.

—Lamentablemente de esos hay muchos... —suspiró decepcionado— Bueno, voy a llamar a los oficiales en mi oficina. Vete a descansar y le hablas a alguien para...

—No, yo me quedo para hablar con los oficiales.

—Alfonso Herrera, ¡no creas que te voy a pagar horas extras! Anda ve a descansar —bromeó. Yo negué.

—Ni aunque lo hicieras, no hago esto por el dinero.

—Me alegro por ello —sonrió. —Pero nada más llegan los oficiales y hablemos con ellos, y te vas. Porque no te quiero correr de aquí —rió.

Borrar De La Memoria.Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon