Capítulo 32

372 51 13
                                    

—¡Dulce! —escucho que me llama Christopher.
Acababa de llegar pues antes escuché como la puerta se abría.

—¡Aquí en la cocina! —lo llamo yo mientras sigo con lo que hacía. Cortando algunas verduras para poder hacer el omelette.

Era el primer desayuno como "pareja" si se puede decir así. No había un término entre los dos, pero pues yo suponía que como estaba embarazada de él aunque sea teníamos algo. Para lo que notaba, él también pensaba lo mismo.

Para mí estos detalles eran importantes, sin importar lo que pensara el otro.

Tal vez por eso los novios no me duraban. Me querían para un rato nada más. Cuando decido jugar las cartas como ellos y yo también buscar algo para un rato nada más, termino aquí, con un Christopher tan lindo a mi lado y un bebé totalmente inesperado pero ahora esperado con tanto amor.

—Wow, te luciste Dul. —dice mirando por toda la cocina. Había puesto algo de orden y aún faltaba mucho por hacer.

—No es nada Christopher. Ya casi está el desayuno. —digo girándome hacia la estufa dándole la espalda para seguir con lo mío.

Escucho sus pasos andar hacia mí, seguido me abraza por detrás y siento que sus manos pronto ya no se van a alcanzar. Éstas se posan en mi panza que crecía por minuto.

—Sabes, eres la embarazada más sexy con éste vestido. —susurra en mi oído y una corriente viaja desde ahí hasta mi centro.

Una vez que lo hicimos. Y con esa vez salí embarazada.

—Está todo trastiñido, no se cómo le ves lo sexy. —trato de darle la contra. En realidad lo consideraba más una pijama que un vestido.

—Así de trastiñido me gusta porque puedo ver las sexys bragas que llevas debajo... —sus manos se cuelan por debajo del vestido y empiezan a vagar por mis nalgas y a juguetear cerca de mi abdomen, en un punto que podía hacerme perder la cabeza. —Y también puedo ver.., ¡joder! No llevas sostén. —sus manos rápido pasan a mis pechos desnudos los cuales se sienten de lo más sensibles gracias al embarazo. Rápido aprieta uno y pego un grito ahogado. Comienzo a mecerme con él detrás mío, jadeo por el repentino momento. —Eres tan caliente... —susurra y después besa mi cuello. Podía sentir como algo duro se presionaba contra mis nalgas.

Justo cuando iba a empezar a hacer mi trabajo, unos fuertes golpes en la puerta nos hacen separarnos. Tomo aire para tratar de calmarme y me coloco una bata encima de el casi transparente vestido para cubrirlo. Christopher suelta aire exasperado y me mira rodando los ojos. Se molestó por la interrupción pero yo no tenía la culpa, nadie me vendría a visitar a mí, sino a él.

—Hola Claudia, buenos días. —lo escucho saludar a una mujer. Rápido mi curiosidad me gana y voy a fijarme quién es.
Luego recuerdo que me habló de una tal Claudia que sería la que me iba a ayudar cuando él se fuera. Eso significaba que hoy iba a viajar lo más probable.

—Hola, buenos días. —lo saluda estrechando su mano. Luego pone la vista en mí. —Hola, tú debes de ser Dulce María. —le había platicado de mí. Eso era bueno.

La verdad que esta mujer cuando pasó a mi lado para darme un beso en la mejilla de saludo, no me dio nada de buena espina.

Tal vez estas hormonas locas del embarazo me hacían pensar así, pero es lo que sentía. Tal vez sea solo mi imaginación.

—Hola, ¿Claudia, verdad?

—Si, yo seré quien te acompañe mientras Christopher se vaya del pueblo. —explica con una sonrisa.

—¿Eso significa que te vas? —pregunto con algo de desilusión.

—Solo un par de días, voy a entregar los resultados de la producción en el rancho de Arturo y esas cosas. —toma mi mano y planta un beso en ella. —Trataré de llegar lo más pronto posible. —me abraza y aparta algo de mi cabello que cubría mi cuello para susurrar: —Me debes algo, en un par de días vengo a cobrarlo. —dice con picardía. De pronto ya quiero que regrese y eso que aún no se ha ido. Asentí mientras que abanico con mi mano para generar un poco de ventilación pues la temperatura de pronto creía que empezaba a elevarse.

Borrar De La Memoria.Where stories live. Discover now