Will

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Después de su huida en medio de la noche, recuerdo vagamente lo que ocurrió.

Sé que grité. Golpee mis puños sobre todas las superficies del carruaje.

Garret se detuvo al escucharme.

Le deje inconsciente en el suelo del camino. Le golpee tanto que me rompí la mano.

Abandone el carruaje. Desate el mejor caballo, y corrí en dirección al puerto.

Ya era de día cuando llegué. Me subí al primer barco que iba hacia Nueva York.

Cuando llegué, corrí tan rápido hacia Queen, que mi caballo se quedó sin aire.

No estaba allí. Sus padres tampoco. Las criadas no quisieron decirme donde estaba. Por mucho que les soborne no me dijieron nada.

Fui también a casa de su hermana Catherin, pero no me dijo nada. Dijo que nunca la volvería a ver. Que la había perdido, y que me lo merecía.

Me pase ocho meses recorriendo Estados Unidos. Nunca la encontré.

Missy enfermo de varicela, y estuvo tan grave, que me decidí a volver. Mande a empleados a que la siguieran buscando, pero sin éxito.

Ya habían pasado diez meses. Diez meses sin mi principal función imperativa. Cecily.

Missy y James no me hablaban. Seth ya no vivía en nuestra casa, y mi madre se había ido con él.

Me habían abandonado. Como ella.

La casa estaba más silenciosa que nunca. Nadie hablaba en la mesa.  Nadie tocaba el piano.

Cuando me llegó la invitación para la puesta de largo de la hija de un socio, quise tirarla a la basura. No tenia ganas de salir.

Desgraciadamente, Missy la vio, y lloró tanto que tuve que aceptar.

Era la primera vez que me hablaba en meses, y me quede tan aturdido que no pude negarme.

Le compré ropa nueva a los niños, pero no para mí. Me apañaria con lo que tenia en el armario.

La fiesta era en Cardiff, Gales. Tuvimos que salir semanas antes para llegar a tiempo.

Aunque el trayecto fue muy puñetero, terminemos llegando a buen puerto. Había despedido a Garret, y él nuevo cochero era mucho más joven y preparado.

Missy y James tenían estrictamente prohibido sentarse juntos. Desde el incidente del beso, todo había cambiado entre ellos forzosamente.

James ahora dormía en el tercer piso, muy lejos de su cuarto. Le habíamos cambiado de colegio, y ya no se juntaban con los mismos amigos. Missy se iba a casa de Seth cada fin de semana, y en todas las vacaciones que le daban. Siempre que podía les separaba. No dejaba que hablarán más de la cuenta, y no podían sentarse juntos en el sofá. No tenían permitido estar solos, ni jugar. Todas las medidas eran necesarias para que un hecho así no volviera a ocurrir.

A veces creía que lo había conseguido. Que ya no sentían nada raro él uno por él otro, pero les pillaba mirándose a hurtadillas. Las criadas habían sacado a James muchas veces del cuarto de Missy cuando yo no estaba en casa, y una vez se escondieron el jardín del vecino para besarse.

Me hacia sentir muy incómodo que mis sobrinos se viesen de esa forma. Era antinatural. No importaba si ellos no tenían lazos de sangre, eran hermanos. No podrían estar juntos.

A Missy le encanto Gales. Hizo amigas enseguida. Muchas niñas de su edad estaban invitadas, y se unió a ellas en solo dos días.

James estuvo más reservado. Ya había cumplido los doce y estaba más tímido de lo habitual.

Cuando El Amor Venga Where stories live. Discover now